La dieta mediterránea podría ser la clave | 23 OCT 15

¿Cómo prevenir el declive cognitivo?

Los adultos mayores que consumían más comida relacionada con el plan de alimentación, sobre todo pescado, tenían cerebros más grandes

Los investigadores dicen que comer demasiada carne podría encoger el cerebro, una noticia que parece sacada de una novela de ciencia ficción.

Pero por otro lado, comer alimentos sanos de la dieta mediterránea podría ayudar al cerebro a mantenerse en buena forma a medida que se envejece, sugiere el nuevo estudio. Los investigadores dijeron que las personas mayores de 65 años que comían más pescado, verduras, frutas, granos y aceite de oliva tenían un volumen cerebral más grande que un grupo similar que no seguía una dieta mediterránea.

"Fue alentador ver que si se sigue una dieta mediterránea se obtiene una mayor protección contra la atrofia  cerebral", dijo la autora del estudio, Yian Gu, profesora asistente de neuropsicología de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. "Para las personas interesadas en los factores de la dieta y del estilo de vida que conducen a una mejor salud, creo que este es otro estudio coherente con investigaciones anteriores que indican que una dieta mediterránea es una dieta saludable", añadió.

Pero Gu anotó que los hallazgos observacionales de su estudio no pueden probar una relación causal definitiva entre la dieta y el volumen del cerebro. El estudio solo se diseñó para hallar una asociación.

Los hallazgos de la investigación aparecen en la edición en línea del 21 de octubre de la revista Neurology.

Investigaciones anteriores han relacionado la dieta mediterránea con un riesgo más bajo de enfermedad de Alzheimer, según el estudio. La dieta enfatiza el consumo de verduras, legumbres (frijoles, guisantes y lentejas), frutas, cereales, pescado y grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva, apuntaron los autores del estudio. El plan de alimentación también incluye una ingesta baja de carne, pollo, grasas saturadas y lácteos, además de unas cantidades entre bajas y moderadas de alcohol, según los investigadores.

Para el estudio, Gu y sus colaboradores dividieron a 674 adultos en dos grupos, según qué tanto sus dietas se parecían a la mediterránea. Su edad promedio era de 80 años. Todos los participantes se sometieron a IRM del cerebro para medir el volumen y el grosor total del cerebro. También rellenaron formularios sobre lo que optaban por comer y sus patrones alimenticios.

Los investigadores encontraron que los volúmenes cerebrales de los que no seguían una dieta mediterránea eran más bajos en comparación con los que sí la seguían. La diferencia en el tamaño general fue menor: equivalía a unos cinco años de envejecimiento, dijeron los autores del estudio.

Pero, de forma más específica, los investigadores hallaron que comer más pescado y menos carne se asociaba con incluso menos encogimiento del cerebro.

Gu dijo que los científicos aún no saben con exactitud por qué la dieta mediterránea parece ser más sana para el cerebro. Pero otras investigaciones han establecido que un mayor consumo de pescado y verduras y una ingesta más baja de carne son beneficiosos para el crecimiento de las neuronas, apuntó.

El Dr. Joseph Masdeu, director del Centro Nacional del Alzheimer Nantz del Hospital Metodista de Houston, alabó el estudio como "una forma elegante de abordar este [tema]".

Masdeu, que no participó en la investigación, dijo que "creo que la moraleja está clara... una dieta que contenga menos carne y quizá más pescado es buena para uno. También hay varios estudios negativos [enfocados en] la dieta mediterránea, pero varios que confirman un efecto positivo. Es tentativo, pero es el método preventivo más potente que tenemos [para fomentar la salud cerebral] junto con el ejercicio".

Usando los hallazgos del estudio, Gu planteó que comer al menos entre 3 y 5 onzas (de 85 a 142 gramos) de pescado a la semana, y no más de 3.5 onzas (99 gramos) de carne al día, podría proteger del encogimiento cerebral.

Reconoció que quizá los participantes del estudio no hayan recordado con precisión sus hábitos de consumo de alimentos en los cuestionarios utilizados.

"Pedimos a las personas que recordaran sus hábitos de alimentación pasados, una acción vulnerable al sesgo de la memoria", comentó.

El Dr. Malaz Boustani, vocero de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research), dijo que el nuevo estudio ofrecía "un mensaje muy bueno" al público.

"Se trata de un estudio alentador que nos hará trabajar más arduamente para ver cómo podemos de verdad animar a las personas... a cambiar su dieta para encajar la dieta mediterránea", señaló Boustani, que también es director fundador del Centro de Innovación en la Atención del Cerebro Sandra Eskenazi de la Universidad de Indiana. "Facilita que las personas hagan lo correcto".

 

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