Cinco breves consejos acerca del aprendizaje basados en las Neurociencias | 13 ABR 15

“Aprendiendo a aprender”

Lo que las neurociencias cognitivas pueden aportar para mejorar el proceso de enseñanza / aprendizaje.
Fuente: IntraMed Ricardo T. Ricci

Introducción:

La cuestión acerca de aprender y cómo hacerlo más eficazmente ha sido una preocupación, y una ocupación, del ser humano desde sus comienzos. Recientemente tanto las neurociencias, como la psicología cognitiva han efectuado sustanciales aportes en este sentido. El propósito del presente artículo es presentar en forma breve y sencilla los cinco consejos para un mejor aprendizaje que la Dra. Barbara Oakley desarrolla en su curso on line denominado “Learning How to Learn: Powerful mental tools to help you master tough subjects”1 . Ella, en compañía del  profesor Terrence Sejnowski, se encarga de brindar un excelente y accesible curso sobre el tema del aprendizaje eficiente. El mismo se fundamenta en conocimientos provenientes de las neurociencias y la psicología cognitiva, así como también de la experiencia personal de ambos autores, profesores de la Universidad de California, San Diego. He decidido efectuar el presente escrito, usando el esquema original de estos autores a lo que sumo mis propias experiencias en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Creo que resultan consejos útiles para estudiantes y docentes de los diferentes niveles educativos y, sobre todo, proponen un desafío de reconsideración de nuestros propios hábitos y estrategias para aprender.

Somos conscientes que el proceso del aprendizaje es multifacético y complejo, y que no lograremos agotar un tema tan vasto y lleno de variantes. Tratamos sólo de aportar algunas reflexiones al respecto.    

1.    Duerme lo suficiente para desintoxicar tu cerebro 2 3

El consejo de dormir adecuadamente antes de un examen o de un desafío importante es de larga data pero no había sido acompañado por una prueba contundente acerca de su conveniencia. Las investigaciones actuales nos permiten hacer algunas afirmaciones científicamente constatadas. Cuando dormimos nuestras células cerebrales se modifican ligeramente, permitiendo que las toxinas acumuladas durante la jornada de trabajo se eliminen convenientemente. Esta explicación nos permite insistir sobre el inmenso valor de un buen descanso nocturno.

Numerosos estudios de neurociencias cognitivas especialmente dedicados al estudio de los adolescentes en los Estados Unidos y en Inglaterra, han destacado insistentemente que los adolescentes necesitan más tiempo para dormir4. De ese modo, se ha llegado a recomendar que no se inicien las clases a temprana hora, sino hacia las nueve de la mañana. “Diego García-Borreguero, jefe de la unidad del sueño de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, se apresura a recordar que no se trata sólo de recuperar sueño perdido, sino que hay que combatir los efectos de esa pérdida. "Los efectos neurofisiológicos se recuperan, pero no los endocrinológicos, que tienen que ver, entre otras cosas, con la tolerancia a la glucosa"5 .  

Del otro lado de la moneda, está la cuestión de reconocer si el estudiante está adecuadamente preparado la noche anterior, o si aún no lo siente así. Es necesario conocer, decidir cuándo parar, y definir a qué espacio de tiempo le llamamos ‘noche’. Esto puede ser aclarado en el apartado siguiente.
 
2.    Burla la Procastrinación con la técnica de Pomodoro6

“Gestionar bien el tiempo no es tanto una cuestión de utilizar bien el reloj, sino de utilizar bien la brújula”

La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Se trata de un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), físico (como el que se experimenta durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso) o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se auto justifica posponerlo a un futuro idealizado en el que lo importante es supeditado a lo urgente.

Existen tres tipos de procrastinación:

a) Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso. Puede ser un problema de autoestima.

b) Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla. Es un problema contrario al anterior.

c) Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión. Se denomina también complejo de Penélope (la mujer de Ulises, que tejía y destejía siempre la misma tela para evitar casarse con los pretendientes al reino insular de Itaca mientras esperaba que volviera Ulises).

Cuando nos enfrentamos a algo que no queremos hacer, por ejemplo, trabajar en un problema difícil de matemáticas, enfrentar un tema del programa que no nos resulta agradable o no capta nuestro interés, los centros de dolor en nuestro cerebro se iluminan (activan), y nuestra reacción inicial puede ser evitar esa sensación, huyendo de ella o posponiendo la tarea sin límite. La postergación puede constar en la inmediata necesidad de llamar a alguien por teléfono, en controlar nuestra casilla de correos electrónicos, o ver si nos han llegado mensajes nuevos en el chat.  Hay muchas otras escusas, cada uno de nosotros sabe ‘donde le aprieta el zapato’ y cuáles son los medios por los cuales podemos intentar escaparnos.

Sin embargo, hay algo positivo. Las neurociencias nos explican que la reacción negativa inicial desaparecerá después de un corto período de tiempo. Es necesario apelar a alguna ayuda que nos permita resistir a la tentación del aplazamiento con su consiguiente distracción. Debemos hallar una táctica que permita protegernos.
Un método para hacer esto es la Técnica Pomodoro7, en la cual se establece un temporizador de 25 minutos para la actividad enfocada y luego tomar un descanso de 5 minutos.

Habitualmente podemos sentirnos mucho mejor iniciando una tarea desagradable, cuando sabemos que es sólo por un corto tiempo y con duración prefijada. Los estudiantes8 pueden proceder del mismo modo cuando se enfrentan con actividades que no captan su curiosidad y complican penosamente su camino con retos que les parecen insuperables. Por ejemplo: largos textos teóricos, ecuaciones difíciles, problemas pasibles de ser enfocados de múltiples maneras, etc.

3.    Usa la repetición espaciada para recordar hechos clave

Aunque el mejor aprendizaje no consiste en memorizar, está claro que recordar hechos es una parte importante del aprendizaje. Una de las mejores maneras de hacer esto es reforzarlos a través de la repetición espaciada. Hay una serie de consejos para memorizar, algunos con más consistencia científicas que otros.

Algunos educadores se quejan de que los recursos tecnológicos de los que el estudiante dispone hoy, ha atentado contra la memorización. Cabe recordar que en la educación tradicional se recomendaba, se promocionaba y se premiaba la memorización exacta, al ‘pie de la letra’. Aún hoy muchos profesores se jactan, no sin cierta nostalgia, de poder repetir párrafos enteros del Cantar del mío Cid, de Hamlet o del Quijote de la Mancha. Todavía resuena en nuestros oídos: “Era la tarde y la hora en que el sol la cresta dora de los Andes” del poema La Cautiva de Esteban Echeverría o, “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier momento que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera” del Martín Fierro de José Hernández.

Por el contrario, algunos afirman que, si dejamos a los medios tecnológicos el archivo de memoria, nos queda más cerebro para las actividades de pensamiento y creatividad. No estoy tan seguro de que eso sea así, sin embargo, puedo dar testimonio de que una buena memoria (heredada o cultivada) allana mucho los caminos de cualquier estudiante.

Existe una batería de trucos o consejos que nos ayudarán a memorizar mejor. El mejor truco es estar convencido de que se recuerda mejor aquello que se comprende. También aquello que hemos trabajado más (lo que hemos subrayado, hecho resúmenes, esquemas mapas conceptuales...). Existen estrategias que pueden ayudarnos a memorizar:

a) Repetir. Repetir las palabras hasta aprenderlas es un viejo truco y funciona. Aunque sea aburrido hay que tener paciencia; rever, recitar.

b) Agrupar en categorías, por conjuntos de significados por ejemplo: mobiliario (mesa, silla, armario…).

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024