La infección dental aguda suele ocurrir cuando las bacterias invaden la pulpa dental (nervio), pero también se propaga a los tejidos que rodean al diente. Según un importante análisis sistemático de estudios de sección transversal, los signos radiológicos de la infección dental con afectación del soporte óseo son extremadamente comunes, afectando al 0,5-13,9% (media 5,4%) de todos los dientes.
Además de la enfermedad localizada, las infecciones dentales pueden propagarse a la región, pero también puede hacerlo por vía hematógena, dando lugar a la propagación de las infecciones graves, especialmente en los pacientes médicamente comprometidos. Los médicos generales y los que trabajan en servicios de urgencia frecuentemente reciben consultas por problemas dentales, pero a menudo tienen poca o ninguna formación en este tema. El propósito de esta revisión es ayudar a los médicos generales y no especialistas en el diagnóstico inicial y el manejo de las infecciones dentales agudas.
¿Qué es la infección dental?
El diente se compone de una corona visible compuesta de dentina y esmalte y una raíz, compuesta de dentina. Su interior es de un tejido fibroso blando llamado pulpa dental. Los abscesos dentales agudos se producen como resultado de la invasión bacteriana del espacio de la pulpa. Cómunmente, la afección está precipitada por caries avanzadas, un tratamiento de conducto fallido, una infección crónica avanzada de las estructuras de soporte del diente (periodontitis) o el trauma.
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