No es solo cuestión de satisfacción, sino también de expectativas | 14 OCT 14

Una fórmula matemática para la felicidad

Investigadores del University College de Londres han desarrollado una ecuación para conocer el grado de felicidad en cada momento según las recompensas y previsiones que se hacen con antelación.

El modelo, probado mediante una app móvil en más de 18.000 personas de todo el mundo, apunta que las propias expectativas influyen en la felicidad, que es mayor cuando los resultados son mejores de lo esperado.

La felicidad momentánea de más de 18.000 personas de todo el mundo se ha podido predecir con éxito mediante una ecuación matemática ideada por investigadores del University College de Londres (UCL).

Los resultados del trabajo, que ha publicado la revista PNAS, muestran que el estado de ánimo feliz se relaciona no solo con el hecho de que las cosas vayan bien, sino que lo hagan mejor de lo esperado.

“Matemáticamente el modelo parece correcto, pero la definición de felicidad es simplista”, Manuel de León

La investigación arrancó pidiendo a 26 personas que realizaran una tarea de toma de decisiones, de tal forma que sus respuestas determinaban ganancias o pérdidas monetarias. En cada momento se les preguntaba por su nivel de felicidad, además de medir su actividad neuronal mediante imágenes de resonancia magnética funcional.

Con estos datos se construyó un modelo computacional y una fórmula en la que la felicidad que uno mismo valora en un momento determinado se puede predecir en función de las últimas recompensas recibidas y expectativas experimentadas.

El modelo predictivo se probó con éxito en 18.420 participantes de diversos países que respondieron al juego ¿Qué me hace feliz? mediante una aplicación para móviles desarrollada por la propia UCL, llamada The Great Brain Experiment, donde se ganan puntos en lugar de dinero.

La ecuación incluye varios conceptos, que aclara a Sinc Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT): “Los autores han simplificado la felicidad a la obtenida por una posible recompensa, y ven que depende de los resultados previos. Por eso, en su fórmula incluyen tres términos, uno para un valor fijado, otro para la recompensa media, y un tercero para la diferencia entre lo recibido y lo esperado; así como un factor de olvido –cuanto más atrás nos vamos en el tiempo se olvida más– , un ‘peso’ para cada sumando y un W0 que viene a ser como un background de la física”.


La ecuación considera las expectativas, las recompensas y los resultados pasados para predecir la felicidad. / UCL

“Matemáticamente el modelo parece correcto para medir la definición de felicidad que ellos usan, aunque las consecuencias son las que uno esperaría a priori”, señala de León, que añade una crítica: “La definición de felicidad aquí es simplista. No sé cómo se podría extender este concepto basado en una ganancia en medidas más realistas”.

En cualquier caso, los autores se han sorprendido al encontrar que la misma ecuación se puede utilizar para predecir cuán felices son personas de países diferentes mientras participaban en su juego, y cómo las previsiones propias ya influyen en la felicidad. Los premios acumulados durante el experimento por sí solos no fueron buenos predictores de la felicidad.

 

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