Adicciones | 31 MAR 14

El estigma sobre el tratamiendo de la adicción a opiodes

Debido a la severidad de esta epidemia es tiempo de confrontar el estigma asociado al uso inadecuado de opioides y su tratamiento con medicación.

La muerte de Philip Seymour Hoffman por una sobredosis de heroína agregó otro nombre a la lista de celebridades que han perdido su vida por adicciones. El aumento de sobredosis a partir de opioides recetados y el más reciente incremento de eventos fatales por heroína han causado estragos en varias comunidades de EEUU. En ese país han sido denunciadas más de 30.000 muertes  por sobredosis accidental en el 2010, según los últimos datos obtenidos.

Debido a la severidad de esta epidemia es tiempo de confrontar el estigma asociado al uso inadecuado de opioides y su tratamiento con medicación. El estigma sobre su tratamiento impide que puedan reducirse los casos.

Según el National Institute on Drug Abuse (NIDA), las fármacos de larga duración como la metadona y la buprenorfina son “un componente crítico del tratamiento de la adicción a opioides” debido a que “investigaciones han establecido que aumenta la adherencia al y disminuye el uso de drogas, transmisión de infecciones y actividad criminal”. Los investigadores han documentado que la implementación de estos tratamientos aumenta la expectativa de vida de los individuos adictos a opioides.

El tratamiento con medicación es apoyado por Substance Abuse and Mental Health Services Administration,  el  Institute of Medicine y la Organización Mundial de la Salud. Facilitar el acceso al tratamiento con buprenorfina ha sido asociado a una disminución del 50% de las muertes por sobredosis en Francia y un 37% en Baltimore y Maryland.

El abuso de estas drogas, como cualquier adicción a sustancias, es una enfermedad crónica para la cual no hay cura. El objetivo de la recuperación es que el afectado pueda llevar una vida productiva y plena al poder controlar los síntomas de la enfermedad. El tratamiento prolongado que incluye medicación se asocia a un menor riesgo de recaídas. Este tratamiento no solamente es efectivo sino que no existe otro con su nivel de evidencia.

A pesar de todo esto, existe una alta resistencia a utilizar fármacos en el abuso de opioides. Por ejemplo, algunas comunidades se han opuesto a tener centros de asistencia a adictos en sus barrios, algunas autoridades locales han propuesto cambiar los códigos zonales para excluir los centros de tratamiento, también los servicios de medicina prepaga han puesto límites a la duración del tratamiento , inclusive algunos médicos clínicos creen que los pacientes que toman metadona o buprenorfina como tratamiento para su adicción están aún utilizando drogas ilícitas, sin hacer la distinción entre adicción y su tratamiento.

Existen 4 factores que contribuyen al estigma asociado con adicción a opioides y su tratamiento con fármacos.

Primero,  la comprensión de la adicción a opioides como una enfermedad médica aun no es totalmente aceptada y se la considera una acción inmoral o de libre albedrio. Este concepto errado ha separado históricamente a esta enfermedad y su tratamiento de los cuidados de salud. Muchos consideran que el tratamiento se basa en la fuerza de voluntad de la abstinencia de los opioides, incluidos la metadona y buprenorfina.
Muchos de los pacientes adictos que controlan su enfermedad con estos fármacos no quieren mencionar su tratamiento en los grupos de apoyo por miedo al rechazo.  Por ejemplo Narcóticos Anónimos, es una entidad que no apoya el tratamiento con metadona o bupronerfina, por lo tanto a los asistentes bajo este tratamiento no se le otorgan posiciciones de liderazgo u organización de grupos.

 

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