Fuente: Nature
Por ahora el patógeno presenta una letalidad muy alta entre los casos hospitalizados, ya que de los 15 casos detectados, nueve han fallecido, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ayer mismo la agencia sanitaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU) informó de un nuevo caso letal, un hombre de 39 años que fue hospitalizado en Arabia Saudí el 28 de febrero y falleció el 2 de marzo. Además de este país, Jordania, Qatar y Gran Bretaña han detectado algún caso de infección hasta el momento.
El nuevo patógeno es un coronavirus, una gran familia entre la que se encuentran el resfriado común y el SARS. Este síndrome respiratorio ocasionó alarma mundial en 2003. Tras surgir en China, se expandió rápidamente por Asia, pasó a América del Norte y en menor medida a Europa y llegó a contagiar a 8.273 personas, causando 775 muertes.
El nuevo virus, denominado hCoVEMC, causa dos tipos de síndromes: uno que afecta al sistema respiratorio como hacía el SARS y otro que ocasiona el fallo de ciertos órganos, especialmente el riñón. Entre los fallecidos por el virus hay tanto personas cuyo sistema inmune estaba ya debilitado por otras enfermedades como personas aparentemente sanas, según explica Bart Haagmans, investigador del Centro Médico Erasmus de los Países Bajos y coautor del estudio que describe el mecanismo de infección del patógeno.
Contagios de origen animal
Aunque aún se desconocen muchos detalles del origen del nuevo virus y su toxicidad, algunos expertos piensan que su capacidad para transmitirse entre humanos no es muy elevada, dado el reducido número de casos registrados por la OMS desde verano de 2012, cuando se descubrió su existencia. La agencia sanitaria de la ONU vigila de cerca cada caso, pero no ha impuesto ninguna restricción de viaje a los países que han sufrido contagios.
“Por ahora tenemos una información limitada sobre el virus”, reconoce Haagmans, pero opina que entre los casos observados hay “una combinación” de personas que fueron infectadas por animales y otros que se contagiaron de otros enfermos. Este parece ser el caso de al menos una persona en Gran Bretaña, que se habría infectado durante un viaje a Arabia Saudí. “Posiblemente en este virus se dé una combinación de ambas aunque lo más probable es que su origen esté en un animal”.
El trabajo de Haagmans, realizado en uno de los laboratorios de nuevos virus más avanzados del mundo, apunta a esa hipótesis. Sus análisis han descubierto la puerta por la que el patógeno entra en las células humanas.
Se trata de una proteína llamada DPP4 y que está en la superficie de varios tipos de células del cuerpo. Esa proteína es como la cerradura que el virus fuerza para entrar en las células y comenzar a replicarse.
El trabajo de Haagmans detalla que esa proteína se ha conservado durante miles de años de evolución y que el virus usa esa misma entrada para contagiar a otros animales. “Por ahora hemos visto que el virus puede infectar a murciélagos, macacos y cerdos y lo estamos probando en otros animales”, concreta Haagmans. Estudios anteriores habían demostrado que los parientes más cercanos del virus actual son virus de murciélagos. El trabajo actual abre la posibilidad de que el virus haya saltado de murciélagos a humanos, aunque es aún muy posible que haya una especie intermedia que haya mediado entre ambos.
Ese fue el caso del SARS, que saltó a los humanos desde las civetas, un pequeño mamífero cuya carne se consume en algunos países de Asia. De hecho el SARS usaba otra proteína para colarse en el cuerpo de los murciélagos que no está tan conservada, por lo que no podía haber contagio directo entre estos y el hombre. Probablemente, el SARS adquirió su capacidad para llegar a humanos tras adquirir las mutaciones genéticas necesarias en las civetas.
Menos contagioso que el SARS
El virus actual demuestra una mayor capacidad que el SARS para contagiar a diferentes especies pero no parece transmitirse con tanta facilidad a través del aire, lo que le hace menos peligroso. De hecho el trabajo de Haagmans ha visto que el nuevo virus “tiene preferencia por las células del tracto respiratorio inferior, lo que puede explicar por qué se expande menos que el SARS o el H5N1 –comenta Haagmans–. La puerta de entrada del virus en el cuerpo, la proteína DPP4, también está muy expresada en el riñón, otra posible explicación de los síntomas observados en los pacientes”.
“Este virus muestra una mortalidad muy elevada en pacientes hospitalizados”, reconoce Luis Enjuanes, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y uno de los mayores expertos en coronavirus de España. El experto señala que el nuevo virus “no debe generar alarma”, pero que “es necesario vigilarlo en los centros hospitalarios para detectar nuevos casos”. Tampoco puede decirse que su mortalidad sea de más de 50% juzgando solo por los casos hospitalizados.
La OMS sólo tiene constancia de los casos más graves que requieren el ingreso en un hospital, donde los análisis demuestran luego que se trata de una infección con el nuevo virus. Puede haber muchos casos que pasen desapercibidos debido a que los infectados sufren síntomas leves, no muy diferentes a un resfriado. De hecho, concluye Haagmans, “puede ser que sea eso lo que sucede en el 90% de los casos”. Sin embargo, la falta de datos y la potencialidad del virus de saltar entre especies y contagiarse entre humanos obligan a los médicos a vigilar los casos por infecciones respiratorias graves, realizar las pruebas en busca de este virus y reportarlo urgentemente a la OMS si es positivo.
Una posible vacuna
Luis Enjuanes, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, llegará mañana a los Países Bajos con un equipaje muy especial. El experto en coronavirus se reunirá con los responsables del Centro Médico Erasmus que han dirigido el presente estudio sobre el nuevo virus respiratorio. En solo cuatro meses, el equipo de Enjuanes desarrolló “un clon sintético del virus para usarlo como vacuna”. Su equipo del Centro Nacional de Biotecnología ya había desarrollado una inmunización contra el SARS que resultó efectiva en cuatro modelos animales. Ahora su objetivo es probar una vacuna para el nuevo coronavirus en macacos y en los laboratorios del Centro Erasmus, ya que en España “este tipo de estudios no es posible”, explicó Enjuanes. De llevarse a cabo el estudio, los primeros resultados podrían estar listos en apenas dos meses. Ambos equipos colaboran dentro del programa Emperie de la Unión Europea, diseñado para reaccionar contra nuevos patógenos y financiado con 15,5 millones de dólares.