Robótica | 25 FEB 13

Intentar desarrollar una inteligencia artificial igual que la humana es absurdo

Entrevista a Ramón López de Mántaras, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC, que ha logrado que algunas máquinas consigan crear música expresiva, que emocione, una característica que, pese a no estar al alcance de la mayoría, casi todos los humanos, como el detective Del Spooner, consideramos parte de nuestro capital como especie.

En una escena de la película Yo, Robot, el detective Del Spooner trata de marcar diferencias con un androide tremendamente inteligente. "Solo eres una imitación inteligente de la vida. ¿Puede un robot crear una sinfonía? ¿Puede un robot tomar un lienzo en blanco y convertirlo en una obra maestra?". El robot le mira a los ojos y le responde: "Y tú, ¿puedes?". El investigador del CSIC Ramón López de Mántaras ha logrado que algunas máquinas consigan crear música expresiva, que emocione, una característica que, pese a no estar al alcance de la mayoría, casi todos los humanos, como el detective Del Spooner, consideramos parte de nuestro capital como especie.

"Es un problema muy complicado que se ha resuelto muy bien y puede tener repercusiones, por ejemplo, en la enseñanza de la música", explica, "o en nuestra capacidad para saber qué es la expresividad, lo que hace que una música parezca que la interpreta una persona y no una máquina o por qué un legatto produce melancolía y unstaccato una sensación más alegre, en ser capaces de modelizar todo eso y comprenderlo mejor", añade.

En otro avance que parece que ayuda a las máquinas a internarse en terrenos muy humanos, él y su equipo están desarrollando proyectos de tecnología que tratan de modelizar lo que sucede cuando hay conflictos para poder desarrollar un software que facilite llegar a acuerdos. "Un ejemplo son los conflictos a los que se enfrentan las líneas aéreas", indica. "El 90% de sus reclamaciones, en las que se ofrece al cliente compensaciones que éste no acepta, se pueden resolver de forma automática en minutos, cuando con los sistemas actuales pueden requerir semanas", apunta. "Y ya hay una empresa surgida de este proyecto que está sacando al mercado un producto para estas compañías", concluye.

Por logros como este, López de Mántaras acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Informática 2012, un premio que tiene como objetivo reconocer el mérito de los investigadores e instituciones que hayan contribuido al avance científico, la transferencia de tecnología y al progreso y visibilidad de la informática. Pese a haber otorgado capacidades muy humanas a algunas máquinas, el científico no cree en la posibilidad de crear humanoides como los de las películas.

Pregunta. ¿Cree que el desarrollo de robots con una inteligencia como la humana, como los que vemos en las películas, es posible o incluso deseable?
Respuesta. Nosotros tenemos inteligencias generalistas y muy versátiles. Quizá ninguno de nosotros puede jugar al ajedrez al nivel de Deep Blue o de un gran maestro, pero después de jugar al ajedrez te puedes poner a jugar al dominó o a las cartas. Y después abres un periódico, te vas a la sección de economía y puedes entender un artículo. Las inteligencias artificiales actuales, sin embargo, son lo que llamaríamos sabios idiotas, saben hacer muy bien una sola cosa. Esta primera vertiente que existe en la inteligencia artificial es un poco lo contrario del que mucho abarca poco aprieta. Al abarcar muy poco se puede profundizar mucho y emular la capacidad, por ejemplo, para jugar al ajedrez de los mejores. La otra vertiente, la de inteligencia artificial generalista, intenta desarrollar inteligencias artificiales que tengan esta versatilidad y esta capacidad general de saber de muchas cosas. Esto no significa, y ahí es donde está el error de algunos de estos planteamientos, que esa inteligencia tenga que ser igual que la humana. De hecho, es imposible, en mi opinión. Por muy sofisticadas que sean algunas inteligencias artificiales en el futuro, dentro de 100.000 o 200.000 años, serán distintas de las humanas. En el mundo no hay una sola inteligencia. La de un delfín, la de un gato, la de un perro, la de un bonobo o la nuestra son distintas. Entonces habrá una más y será una especie nueva de inteligencia.

Pero primero, no tendrán los mismos sentidos que nosotros. Por ejemplo, ahora las máquinas tienen vista y olfato, pero son sentidos muy distintos. Esto es lo que nos permite comunicarnos e interactuar con el mundo y si las puertas de entrada del mundo a mi cerebro son muy distintas de las de las máquinas, la inteligencia que produzcan va a ser diferente. El cuerpo conforma el tipo de inteligencia que desarrolla, con lo cual la única forma de fabricar inteligencias artificiales iguales que nosotros sería que biológicamente fuesen igual que nosotros, pero eso es no tiene sentido, porque eso lo sabemos hacer ya: es la reproducción sexual. Para qué vas a complicarte y hacer eso. Es absurdo. Es algo que nunca me explico.

P. Sin embargo, hay personas como el experto en inteligencia artificial Raymond Kurzweil que creen que en un futuro no muy lejano será posible volcar su propia conciencia en una especie de chip, reconstruir nuestro cuerpo con trasplantes artificiales y vivir para siempre.
R.
Este no sabe ni lo que dice. Yo le respeto mucho, porque hizo contribuciones muy importantes a la tecnología, como el software de Optical Character Recognition, que puede reconocer letras y permite leer un libro en voz alta, algo que para un ciego es muy útil. Y ha inventado otras cosas muy interesantes, como un sintetizador que es electrónico, pero el sonido se asemeja mucho al de un piano normal. Fue un inventor increíble, un tecnólogo muy bueno, pero después, sobre lo que dice sobre el futuro de la inteligencia artificial, dicho de una manera coloquial, se le ha ido la olla. Por los motivos que he explicado, porque el cuerpo determina la forma en que tú piensas.

Los cerebros son distintos. Si caminásemos sobre cuatro patas o reptásemos, nuestro cerebro sería completamente distinto. Y está claro que el desarrollo mental en un cerebro depende del cuerpo en el que ese cerebro está situado. Además, no es solo que el cuerpo es distinto, es que también es distinto el proceso de aculturación. Somos como somos porque después de nacer hemos estado en casa un tiempo, luego hemos ido a la escuela primaria, a la secundaria, luego a trabajar. Tenemos un entorno social, amigos, salimos, paseamos. Así que también tendríamos que hacer pasar por todos esos pasos a esa hipotética máquina futura.

 

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