Alto riesgo | 27 OCT 14

Riesgo de mortalidad en pacientes ancianos según el antipsicótico utilizado

La mayoría de los pacientes ancianos con demencia recibirá antipsicóticos. Estas drogas se asocian con aumento del riesgo de letalidad, pero este riesgo varía según el antipsicótico utilizado. El que mayor daño puede provocar en la población anciana es el haloperidol.
Autor/a: Dres. Huybrechts KF, Gerhard T, Schneeweiss S y colaboradores Fuente: SIIC BMJ. 2012 Feb 23;344:e977. doi: 10.1136/bmj.e977.

Introducción

A pesar de las advertencias acerca del uso de antipsicóticos (AP) en las personas mayores, hasta un tercio de esta población tiene indicado como tratamiento este grupo de drogas. La indicación de estos fármacos en residencias de ancianos antes se consideraba un marcador de falta de cuidado en estas instituciones.

Debido al mayor riesgo de eventos cerebrovasculares asociados con el uso de risperidona, olanzapina y aripiprazol, la Food and Drug Administration (FDA) elevó una advertencia en 2005 que notificó que los AP atípicos están asociados con un aumento de entre el 60% y el 70% de riesgo de mortalidad. En consecuencia, se añadieron etiquetas con advertencias en todos los AP atípicos. Luego, con otros estudios se comprobó también mayor riesgo con los AP típicos y, por lo tanto, las mismas advertencias se aplicaron en 2008 para estas drogas.

De todas maneras, estos fármacos se continúan empleando de forma significativa en los hogares de ancianos.

Como los autores consideraron relevante la comparación individual entre los AP –datos aún no administrados por la FDA–, evaluaron si el riesgo de mortalidad general y por causa específica fue el mismo para todos los fármacos de esta clase. También investigaron si, por el contrario, hay ventajas sobre el uso de alguna de estas drogas y, en consecuencia, si deberían ser prescriptas preferentemente en esta población.


Métodos

La población fue seleccionada con datos de Medicare, Medicaid, el Minimum Data Set, el Online Survey Certification and Reporting (OSCAR) system, el National Death Index y la auditoría nacional sobre la calidad de los geriátricos. Se consideraron variables demográficas, consultas médicas previas, internaciones y motivos de éstas y los fármacos utilizados. También se investigaron los antecedentes clínicos de los pacientes, como enfermedad de Parkinson, diabetes y obesidad, entre otros.

Los autores utilizaron como población del estudio pacientes > 65 años que comenzaron el tratamiento con AP en un hogar de ancianos y que contaban con la cobertura de Medicaid desde los 6 meses anteriores al comienzo del tratamiento. No se consideraron los pacientes que habían comenzado con estas drogas durante los 6 meses anteriores. Tampoco se incluyeron los participantes con diagnóstico previo de cáncer, esquizofrenia o trastorno bipolar, ya que podrían haber recibido previamente AP.

Los AP considerados para la investigación fueron haloperidol, aripiprazol, olanzapina, quetiapina, risperidona y ziprasidona. Otros AP fueron excluidos debido al poco uso. A cada participante se le asignó una droga específica. Se consideró que el paciente había abandonado el tratamiento si éste no se administró por > 14 días.

Los autores establecieron la risperidona como droga de referencia, ya que es la más utilizada en esta población; así, convirtieron la dosis diaria de la droga control a la dosis equivalente de clorpromazina (en mg) y utilizaron una dosis media de 50 mg de esta droga como punto de corte. De esta manera, diferenciaron un grupo con mayor dosis y otro con menor dosis.

La información sobre las causas de muerte se obtuvo mediante el National Death Index. Los autores evaluaron todas las muertes entre los 180 días del ingreso al estudio. Establecieron como causas principales de muerte: las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y respiratorias.

Asimismo, los investigadores obtuvieron información de las residencias de ancianos, como por ejemplo las características de los residentes, el nivel de ocupación y la disponibilidad de una unidad de cuidados especiales. Luego, compararon los datos sociodemográficos y clínicos de los pacientes que comenzaron a tomar distintos AP y calcularon la tasa de mortalidad durante el seguimiento. Fueron retirados del estudio los participantes que tuvieron cambios en el tratamiento (por abandono, aumento o modificación de la droga) y los pacientes que permanecieron > 10 días internados en el hospital.

 

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