Por Roberto Borrone | 03 ENE 12

Relación médico-paciente, en crisis

Medicina defensiva, medicina evasiva y médicos sin tiempo para el paciente.

Más del 50% de los médicos consultados en una encuesta reciente reportó haber sufrido algún tipo de agresión verbal o física significativa durante el ejercicio de su profesión ("Agresiones contra médicos", Braga, F. y col. Portal Médico Intramed, e-research). Según múltiples fuentes, el 20% de los médicos argentinos han sido demandados judicialmente por presunta mala praxis (XIV Congreso Argentino de Salud, Mar del Plata, 2011). Los honorarios profesionales que pagan obras sociales y empresas de medicina prepaga por una consulta médica son verdaderamente irrisorios. En el ámbito público, la presión de una asfixiante demanda de atención, las deficiencias edilicias y el déficit de insumos y de enfermería profesional exponen al médico a ejercer su profesión en condiciones, en muchos casos, inaceptables. Paralelamente, en el ámbito privado las presiones no son menores: listas de turnos agotadoras con un tiempo tan breve frente al paciente que imposibilita establecer una relación médico-paciente adecuada.

Ciertas especialidades médicas críticas muestran, en los últimos años, una notoria reducción en el número de aspirantes a cubrir vacantes, ya sea en la etapa formativa como en posiciones para especialistas experimentados. Esto es consecuencia directa del desaliento que genera un escenario laboral cargado de abrumadoras responsabilidades y exigencias sin un reconocimiento acorde con ellas. No es lógico que un sistema de salud se sustente en la heroicidad de sus protagonistas. Las vocaciones, en muchos casos, son erosionadas por un escenario tan adverso. La calidad de vida del médico promedio ha descendido a niveles impensables.

Los "sistemas de adaptación" que han adoptado muchos médicos a este escenario no son los mejores ni para ellos ni, mucho menos, para sus pacientes.

Desde hace años se ha expandido la expresión "medicina defensiva". Fue la respuesta que una gran proporción de médicos adoptó para intentar tener una posición más sólida, en términos probatorios, ante una eventual demanda judicial. Esto se tradujo, por ejemplo, en un aumento notorio en la solicitud de estudios complementarios que están más allá de los estándares recomendados. Esta conducta tiene claras implicancias en términos de dispersión de recursos económicos, además del tiempo ineficazmente empleado.

Todo este contexto ha generado un quiebre en la relación médico-paciente. Flota en el subconsciente colectivo de la comunidad médica, con distintos matices, la percepción de que todo paciente puede ser un potencial litigante.

El "sistema de adaptación" frente al honorario reducido de la consulta fue el incremento del número de consultas, que redujo drásticamente el tiempo ofrecido a cada paciente (además del pluriempleo).

Se cambió calidad por cantidad. La consulta es el eslabón fundamental de la actividad asistencial del médico. Las decisiones que se toman en la consulta marcan, muchas veces, el destino de un paciente. La consulta médica requiere un tiempo para escuchar atentamente al paciente, un tiempo para examinarlo minuciosamente, un tiempo para redactar una historia clínica completa y un tiempo para explicar al paciente y familiares su dolencia, el tratamiento que se debe instituir, los estudios por efectuar y las perspectivas. ¿Cuánto tiempo suman todos estos tiempos?

 

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