Nuevo libro del Dr. Lucio E. Bellomo | 31 MAR 11

"La rehabilitación psiquiátrica en la Argentina"

Una crónica del tema a través de la historias hasta la actualidad.

Un nuevo libro que describe los distintos 'modelos' de Rehabilitación Psiquiátrica que se han empleado en la Argentina, desde la época colonial hasta la actualidad.

PRÓLOGO

“…ut operaretur”

   “Tomó pues el Señor Dios al hombre, y púsole en el paraíso de delicias, para que le cultivase y guardase”. Gen.II, 15.

   El trabajo no es un castigo sino una función esencial que el hombre recibe junto con su ser.  Hasta es necesaria la creatividad y el hacer para que el ser humano se sienta completando su destino.

   Sólo la pérdida de la libertad aliena al hombre de la carrera hacia sus objetivos.  La enfermedad es la causa más frecuente de pérdida de la libertad y el camino a la salud pasa por recuperar la capacidad de trabajar.

   En uno de los primeros hospitales psiquiátricos de Occidente, en Zaragoza, se observó que los enfermos del “estado llano” se recuperaban más rápidamente que los nobles, para quienes el trabajo era humillación.

   Comentando las ideas de Santa Teresa sobre “la melancolía”, López Ibor también subraya el hecho de que durante la Edad Media hubo más melancolía entre los monjes que en la vida monástica más antigua, y señala que el monacato primitivo fundado por San Benito, había unido la oración y el trabajo.  “El trabajo ya no es una carga, sino descarga, alivio.  Es acción en el sentido del amor, que en la acción crece constantemente”.  La santa de Ávila en el capítulo VII de Las Fundaciones, además del diagnóstico diferencial entre la melancolía y la acedía o tibieza, se ocupa del tratamiento que “las preladas han de dar”: “…que el mayor remedio que tienen es ocuparlas mucho en oficios, para que no tengan lugar de estar imaginando, que aquí está todo su mal”.

   Este consejo es el antecedente de la terapia ocupacional actual. Pero ya debemos hacer la distinción con la laborterapia, que significa trabajo, con sentido, con exigencia y con remuneración. Es comparable con la distinción entre ejercicios y deportes, en el primer caso se trata de una rehabilitación física individual, en el segundo se busca la resocialización, la competencia y el trato con los demás en busca de un logro.

   Los psicoterapeutas han delegado, tal vez apresuradamente, en los terapistas ocupacionales la tarea de rehabilitar sin reflexionar bastante sobre las profundas implicancias antropológicas y sociológicas del trabajo.  Es inhallable en los tratados de psiquiatría algún capítulo que se ocupe de esta dimensión de la terapéutica.  Tampoco se suele enseñar en los cursos de la especialidad y, con un poco de suerte, pueden visitarse algún taller protegido o mirar las actividades de un hospital de día más cercano.

   El libro de Lucio Bellomo es el primero y único en nuestro país que recorre la historia de este importante aspecto de la asistencia psiquiátrica.  Con un evidente esfuerzo docente recupera los antecedentes históricos de los que la psiquiatría argentina podría enorgullecerse si no fuera casi constante la decadencia y el olvido después de la desaparición, por biología o política, de los pioneros.

   Los vaivenes que periódicamente sacuden las instituciones asistenciales psiquiátricas suelen originarse en románticas ideologías que pretenden negar la realidad de la patología.  Estas utopías encandilan y entusiasman a los aficionados que carecen de la formación y la experiencia que solo se consiguen al lado de los enfermos.  La clínica y la investigación van profundizando el conocimiento de los trastornos y sus causas.  Mucho más queda por descubrir pero hay enfermedades que discapacitan permanentemente, deteriorando funciones cognitivas u operativas fundamentales.  Cuando se puede detener el proceso patológico, o cuando éste deja de actuar naturalmente, la rehabilitación y resocialización deben ocupar la atención y los cuidados.  Y lo laboral tiene que ser primordial.

   Hay defectos que corregir.  El Prof. Bellomo menciona el peculio, que es la remuneración oficial, igualitaria, que se otorga a los operarios pacientes en las instituciones donde hay laborterapia.  El producto económico de los trabajos debe, por ley, ingresar a rentas generales.  Es una regla administrativa que no tiene nada que ver con la justicia distributiva, ni con el estímulo resocializador que deberían regir.  En España, el Dr. Javier Morales Belda impulsó la primera cooperativa de trabajo artesanal integrada por enfermos mentales internados.  En el Sanatorio Conde de Romanones, en Guadalajara, se prohibía el trabajo alienante bajo el régimen de peculio.  La cooperativa tenía su consejo de administración y llegó a alquilar un local en Madrid para vender sus alfombras, muebles y trabajos en hierro forjado.  La segunda fue la del Hospital San Francisco de Asís, en Corrientes, año 1970.

   El presente libro deberá ser leído y meditado.  Los frutos de esa reflexión mejorarán la recuperación de los enfermos y su reinserción en las familias y la sociedad.  Los que, pese a todos los avances terapéuticos, deban quedar protegidos por las instituciones asistenciales tendrán una calidad de vida más digna y satisfactoria.


Agradecimientos

Es mi deseo agradecer profundamente a todos los me instaron para escribir el presente libro. Ello fue producto de largas conversaciones con amigos, colegas psiquiatras y no psiquiatras, cuando comencé en septiembre de 2006 a confeccionar las primeras páginas. A todos los que me alentaron, a todos las personas que entrevisté, para recabar un infomación de confianza, que me dieron fuerzas y la ayuda necesaria para la tarea de investigación histórica en la difícil búsqueda de datos y recopilación bibliográfica en el difícil tema que trato, la Rehabilitación Psiquiátrica en la Argentina.

En primer lugar quiero agradecer a quienes fueron mis Maestros en esta compleja especialidad, citando al Prof. Dr. Antonio Duarte, al Prof. Dr. Omar Ipar, al Dr. Enrique Mo Gatti, al Prof. Dr. Vicente Cabello, al Prof. Dr. Diego Outes, al Prof. Dr.Emilio Bonnet, al Dr.Jorge García Badaracco -quien fuera Director de la Residencia Psiquiátrica y Jefe de Servicio de la Sala No. 3 en el Hospital Neuropsiquiátrico de Hombres- hoy Hospital Borda, donde fui Médico Residente en Psiquiatría, al Dr.Juan José Morgan (Jefe de Servicio No. 8, del mismo Hospital),y tantos otros- de los cuales obtuve información y la  formación necesaria para considerar al enfermo mental como persona, en el sentido más amplio del término.

Al Dr. Humberto Mesones, quien colaboró para confeccionar el prólogo del presente libro, de manera espontánea como técnico, experto en dicha materia y como un cabal amigo. Mesones fue Primer Presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, y ex Director de Salud Mental durante los años 1972-1973, y 1982-1983, quien tuvo la amabilidad y la paciencia de leer el texto exhaustivamente, y hacerme críticas valiosas, así como avisarme sobre detalles Institucionales, que nos los sabía o los tenía olvidado. 
 
Al Alcaide Mayor Benegas, Director del Museo Argentino de la Penitenciaría ‘Antonio Ballvé’ sito en la histórica y famosa manzana donde estuvo La Residencia conteniendo los orates, a cargo entonces de los betlemitas, y donde hoy se halla ubicado el Museo de la Penintenciaría (Humberto Primo 358, Capital). Dicho Alcaide, me dio datos inestimables del lugar, la historia donde fueron alojados los primeros enfermos mentales trasladados desde el Cabildo, y desde allí a La Convalecencia’, hoy predio de los grandes hospitales psiquiátricos.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024