Tenga un Día Feliz - ¡Simplemente Sonría! | 04 SEP 12

Las emociones positivas podrían disminuir el riesgo cardiovascular

En una nota editorial, los autores analizan la relación entre la depresión y el riesgo cardiovascular y los posibles aportes de las estrategias no farmacológicas que aumentan las emociones positivas.
Autor/a: Dr. Pitt B, Deldin P European Heart Journal 31(9):1036-1037, May 2010

En este editorial los autores hacen referencia al trabajo “No se preocupe, sea feliz: las emociones positivas y la disminución de los eventos coronarios en un plazo de 10 años”.

En su opinión, la relación entre la enfermedad cardiovascular (ECV) y la depresión genera numerosos interrogantes, como los referidos al tratamiento de los estados comórbidos. Está demostrado que quienes presentan en forma temprana un cuadro depresivo poseen un riesgo significativamente mayor de padecer una ECV tras la corrección de los factores de riesgo cardiovascular (CV) y que este efecto ocurre aun en ausencia del diagnóstico de depresión mayor. La depresión incrementa 1,5 a 2 veces el riesgo de ECV en los individuos que eran físicamente sanos. Además, los pacientes con ECV están expuestos a mayor riesgo de sufrir depresión. Cuando se asocian ambas entidades, el riesgo CV se incrementa más aún.

Los pacientes refractarios al primer esquema de tratamiento antidepresivo que sufrieron un evento coronario agudo poseen un riesgo CV mucho mayor. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los antidepresivos tricíclicos (ATC) no parecen disminuir el riesgo CV asociado con la depresión a pesar de corregir algunas de las alteraciones que la acompañan, como el aumento de las citoquinas proinflamatorias, la disminución de la circulación de células endoteliales y la deficiencia de la biodisponibilidad del óxido nítrico.

La combinación de los ISRS con los ácidos grasos n-3 tampoco disminuye el riesgo en estos pacientes. Incluso en un estudio realizado en más de 99.000 pacientes que sobrevivieron a su primera internación por insuficiencia cardíaca la prescripción de los ATC y los ISRS se asoció con el aumento de la mortalidad global y la asociada con los eventos CV. Esto también se observó en los sujetos que reciben ISRS y betabloqueantes, lo cual hace necesaria la realización de un ensayo clínico que permita escoger el tratamiento antidepresivo más apropiado para los pacientes con ECV.

En el trabajo que comentan, los autores examinaron la asociación entre el estado de ánimo de los pacientes y la aparición de eventos CV corregidos por la edad, el sexo y los factores de riesgo. Encontraron que las emociones positivas tienen un efecto protector sobre el desarrollo de la enfermedad coronaria, mientras que los síntomas depresivos aumentan la probabilidad de la instalación de la cardiopatía isquémica.

Puntualizaron que resulta sencillo evaluar este aspecto en la consulta, por ejemplo, si el paciente sonríe o si manifiesta placer o interés por los hechos cotidianos. Dado que se trata de un estudio no experimental, los autores advierten que no se pudo determinar si las emociones positivas pueden afectar en forma directa o indirecta la ECV, debido a que ambos trastornos tienen un aspecto subyacente en común. Esto es de gran importancia para el tratamiento de las patologías agregadas. Si las emociones positivas pudieran moderar los efectos del estrés, la reducción de este provocaría una disminución del riesgo de ECV. El factor subyacente también podría mediar los efectos de las emociones negativas; por ejemplo, el sueño de mala calidad podría aumentar el riesgo de ECV y disminuir las emociones positivas.

Sin embargo, si las emociones positivas y la ECV tuvieran una relación directa, un antidepresivo atípico como el bupropión (que modula las actividades noradrenérgica y dopaminérgica centrales) podría ser más beneficioso sobre el sistema CV. Está demostrado que este fármaco es más estimulante del ánimo que los ISRS, además de facilitar el adelgazamiento y la suspensión del tabaquismo. En cambio, los ISRS pueden producir un aumento de peso y tener menor impacto sobre las emociones positivas.

Los autores cuestionan si el efecto de las emociones positivas está relacionado con el riesgo a largo plazo. Se halló que las emociones positivas se vinculan a un indicador de un control autonómico saludable, como la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Además, advierten que si la reducción de las emociones positivas aumentara la mortalidad a largo plazo, no sería fácilmente modificable.

 

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