De un 6% a un 20% de menores afectados | 10 JUN 10

La ansiedad también es 'cosa de niños'

Los trastornos de ansiedad son el segundo problema mental más frecuentes en menores. Expertos españoles constatan que ciertos tipos son difíciles de diagnosticar.

PATRICIA MATEY

Victoria tiene 15 años y vive en Madrid. Es buena estudiante, aplicada y responsable, pero las matemáticas no son 'su fuerte' y por culpa de ellas, la angustia y la desesperación se apoderaron de ella, justo antes de la llegada del último examen.

Como Victoria, entre el 6% y el 20% (según distintos estudios epidemiológicos) de los niños y adolescentes sufre ansiedad. Son, por detrás de los trastornos de comportamiento, la patología mental más frecuente en menores y son, también, más comunes en las niñas que en los niños. Del 9% al 15% de menores de entre siete y 11 años que acude a consultas de Atención Primaria reúne criterios para trastornos de ansiedad. Se clasifican en fobias, pánico, trastorno de ansiedad generalizada, por separación y trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

"Al principio decía que se mareaba, que se encontraba mal y cuando pasó la época de los exámenes, poco a poco, empezó a comentar que tenía algo dentro de la garganta, como si fueran restos de comida. Consultamos con algunos médicos, hasta que nos comentaron que ella tenía las amígdalas rugosas y que eso no significaba nada. Empezó a obsesionarse, a mirarse en todos los espejos para ver que tenía y dejó de comer. Decía que no podía tragar. Ya no era un problema de ansiedad por un examen, estábamos en verano, era una angustia enfermiza y la llevamos al psicólogo", comenta la madre de Victoria.
Aprender a distinguir

Todos los niños sienten ansiedad en algunos momentos de su vida: cuando se separan de sus padres, cuando se les apaga la luz para dormir, cuando se enfrentan a un examen. Pero cuando la angustia y el miedo interfieren en sus actividades cotidianas se debe consultar con un especialista. "Los temores y las preocupaciones son normales en los niños. En una correcta evaluación, los clínicos han de distinguir las manifestaciones de miedo, temores o timidez evolutivamente normales, presentes en niños y adolescentes, de los trastornos de ansiedad, ya que estos últimos tienen un impacto en el funcionamiento del niño", aclara Juan José Carballo, especialista en Psiquiatría infantil de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

Victoria no quería salir sola de casa, todo le daba miedo, no comía, perdió peso y ella y toda su familia pasaron un calvario. "Lo hemos pasado todos muy mal. Su hermana pequeña, de diez años, lo llevó fatal tenía incluso miedo de Victoria. La verdad es que nunca piensan que esto te vaya a pasar algún día", comenta su madre.

Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que la ansiedad en menores puede provocar la aparición de depresión y de trastornos de conducta además de ser un factor de riesgo para el padecimiento de trastornos mentales en la vida adulta. De no tratarse, desencadenada además falta de atención en clase y escaso rendimiento escolar, baja autoestima, relaciones interpersonales deficientes y, en adolescentes, puede conducir al abuso de alcohol u otras sustancias.

"Los padres suelen tardar en llegar a las consultas, debido en parte a que la identificación de los síntomas suele ser complicada. Es fundamental consultar con el pediatra para que este derive al menor a un especialista en el caso de que lo juzgue necesario", comenta el doctor Carballo.

El correcto diagnóstico de esta enfermedad mental conduce a su adecuado tratamiento. Precisamente, un grupo de científicos españoles acaba de publicar un trabajo que constata que en España este tipo de dictamen 'va por buen camino'.

Estudio con más de 1.800 adolescentes

El estudio, publicado en publicado en la revista 'European Child and Adolescent' ha estado liderado por Juan José Carballo y Enrique Baca-García, ambos de la Fundación Jiménez Díaz.

El doctor Carballo reconoce que, "dada la alta prevalencia de los trastornos de ansiedad en menores, el objetivo de la investigación fue evaluar su estabilidad diagnóstica (si tras un tiempo lo que se dictaminó como ansiedad era realmente esa patología y no otra) en una muestra de pacientes atendidos en consultas ambulatorias de salud mental en dos áreas de la Comunidad de Madrid".

Así, los investigadores analizaron los casos de ansiedad diagnosticados entre los menores que recibieron atención psiquiátrica en las dos áreas mencionadas de enero de 1992 a abril de 2006. De los 23.163 chicos y chicas que acudieron a las consultas, 1.869 recibieron el dictamen de ansiedad y tuvieron un seguimiento de entre 15 a 19 años.

Los datos constatan "una elevada estabilidad diagnóstica para la fobia, la ansiedad social y el estrés postraumático en niños y adolescentes. Sin embargo, la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico tiene una relativa baja estabilidad, lo que sugiere que estos casos son más difíciles de identificar", reza la investigación.

"Dado que la estabilidad diagnóstica puede dar lugar a intervenciones terapéuticas inadecuadas, mostrar que los trastornos de ansiedad presentan una elevada estabilidad diagnóstica en menores apoya el desarrollo de intervenciones psicológicas y tratamientos farmacológicos específicos de estas patologías".

 

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