Ejemplos de imágenes empleadas en el estudio. (Foto: 'Archives of General Psychiatry') MARÍA SÁNCHEZ-MONGE
Unos son muy guapos, otros no tanto y los hay del montón. Pero todos tienen algo en común: cuando se miran al espejo, la imagen que éste les devuelve es la de alguien feo y deforme. Son las personas que padecen el trastorno dismórfico corporal, una dolencia psiquiátrica que se calcula que afecta a entre el 1% y el 2% de la población. Un estudio acaba de comprobar que los cerebros de estos individuos reaccionan de forma diferente ante la contemplación de su propio rostro.
Conocer qué ocurre exactamente en la cabeza de quienes sufren la patología es vital para ayudarles a salir adelante y dejar atrás la angustia que les genera su apariencia. Muchos de ellos son incapaces de llevar una existencia normal, la mitad requiere hospitalización en algún momento de su vida y en torno a un 25% intenta suicidarse.
La investigación publicada en la última edición de 'Archives of General Psychiatry' comparó las áreas cerebrales que se activaban en 17 personas afectadas y otras 16 sanas mientras observaban una fotografía de sí mismos y otra de un actor famoso.
Con el fin de afinar un poco más en el análisis del procesamiento visual, los científicos -de la Universidad de California (Estados Unidos)- les mostraron las imágenes digitales en tres resoluciones diferentes: normal, en un formato que resalta los detalles (manchas, perfil de nariz y ojos, cabello) o con una configuración en la que sólo se percibe la relación espacial entre las diferentes partes de la cara y la forma de ésta.
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