Una vida que perdura en imágenes | 24 JUN 09

Leopoldo Presas

La desaparición de un maestro de la plástica latinoamericana.
Autor/a: Dr. Ricardo Ferreyra 
INDICE:  1.  | 2. 

Un maestro de la pintura / Falleció a los 94 años
Murió Presas, pintor por oficio y pasión

El artista creó una estética propia, de colores vibrantes, que usó sobre todo para retratar la figura humana en su prolífica obra.

Raquel San Martín

"Cada día, delante del caballete, estoy esperando que el milagro se produzca [...]. No dura mucho tiempo, transcurre como un sueño, y hay que estar preparado para captarlo porque se puede perder para siempre."

Durante su larga y prolífica vida de artista, que se apagó ayer, en su casa porteña, a los 94 años, Leopoldo Presas captó ese milagro cientos de veces, una iluminación hecha de trabajo y de pasión por la pintura.

Fiel a la figuración, Presas atravesó poéticas y temáticas con los que fue dando forma a una pintura personal, hecha de colores vibrantes y trazos enérgicos, pero, sobre todo, plena de emociones.

Poco homenajeado en vida a pesar de su innegable influencia en el arte argentino, hombre cálido y generoso, y artista disciplinado, Presas será velado hoy, de 8 a 13, en la Legislatura porteña (Julio A. Roca 575).

La huella de Spilimbergo
Leopoldo Presas había nacido en Buenos Aires el 21 de febrero de 1915, en un humilde hogar de Barracas. Ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes, que abandonó tras pocos años para asistir a las clases particulares del maestro Lino Enea Spilimbergo en la Escuela de Artes Gráficas, mientras se ganaba la vida diseñando estampados para textiles. La educación del trazo que dejó Spilimbergo en el joven Presas no abandonó jamás su pintura.

En 1939 integró el Grupo Orión, con Luis Barragán, Vicente Forte, Juan Fuentes e Ideal Sánchez, entre otros, con una estética ecléctica, pero influida por el surrealismo y la pintura metafísica. Enseguida debió privilegiar el trabajo como diseñador textil y abandonó la pintura, a la que regresó años más tarde, gracias a la inspiración y la insistencia de su amigo Santiago Cogorno. En esos años conoció a su mujer, Elsa Legaspi Salgado, con quien tuvo tres hijos.

En 1946, Presas realizó su primera exposición individual y en esos años empezó a enviar obras a los salones. Obtuvo numerosos premios, entre ellos algunos de los más importantes del país, como el Gran Premio de Honor del Salón Nacional, en 1959, y el Premio Palanza, en 1963. En esos años realizó, en colaboración con Torres Agüero, uno de los murales de la galería Santa Fe, que popularizó su nombre.

 

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