CRISTINA G. LUCIO
Aunque a priori parezca un contrasentido, los niños con sordera podrían beneficiarse mucho de una visita al oftalmólogo. Según los resultados de un reciente trabajo, un 20% de los pequeños con pérdidas de audición neurosensitivas –las que se deben a un daño en los nervios del oído interno- presenta también problemas de visión.
"Al igual que el oído, la visión representa un papel principal a la hora de obtener información del entorno. Por esa razón, es importante asegurarse de que la función visual es óptima es aquellos niños con sordera, especialmente en sus primeros años de vida, cuando se producen muchísimos procesos básicos del desarrollo", comentan los autores de este estudio que aparece en las páginas de la revista ''Archives of Otolaryngology-Head & Neck Surgery''.
Dirigidos por Arun Sharma, de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU), este equipo de investigadores realizó un seguimiento a 226 pacientes diagnosticados con pérdidas de audición neurosensoriales de diferente intensidad.
Tras realizar una revisión oftalmológica, estos científicos comprobaron que 49 de estos enfermos –un 21,7% de la muestra- presentaban algún tipo de problema de visión. En concreto, 23 sufrían trastornos derivados de errores de refracción, como miopía, hipermetropía o astigmatismo. El resto padecían problemas no refractarios, como el estrabismo.
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