Un nuevo estudio, de investigadores de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) muestra que la depresión entre los pacientes receptores de un trasplante de riñón duplica el riesgo de insuficiencia renal, de requerir diálisis de nuevo y de morir.
"La preocupación por el rechazo del órgano trasplantado, el temor a una infección, la adaptación a la vida cotidiana y el uso de los fármacos inmunosupresores, que a menudo producen efectos adversos graves", pueden producir problemas emocionales en los adultos de edad avanzada después de un trasplante renal, según publican en el “American Journal of Kidney Diseases”. Pese a ello, se desconocían las consecuencias de desarrollar depresión en estos pacientes.
Para analizar esta circunstancia, el equipo dirigido por la Dra. Fabienne Dobbels identificó a 47.899 pacientes trasplantados renales entre 1995 y el 2003.
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