"Yendo de la cama al living" | 25 JUL 07

Inteligencia erótica: ¿puede sobrevivir el deseo a la convivencia?

Un diálogo inteligente con Esther Perel, autora de un libro de éxito mundial, donde la pasión y el deseo nos dan permiso para gozar.
Autor/a: Daniel Flichtentrei para IntraMed 
INDICE: 

Esther Perel, de nacionalidad belga, es psicoterapeuta especialista en terapias familiares y de pareja, que trata desde su consulta privada en Nueva York. Pertenece al profesorado del programa International Trauma Studies de la Universidad de Columbia, es miembro de la American Family Therapy Academy y participa continuamente en programas de televisión, como el Show de Oprah Winfrey. Viaja regularmente por todo el mundo como profesora y conferenciante. Actualmente vive en Nueva York con su marido y sus dos hijos.

La autora recibe a IntraMed:

Conversar con Esther Perel es una verdadera experiencia. Nació en Bélgica, habla ocho idiomas, ha vivido en incontables países, ejerce la psicología clínica en Nueva York asistiendo a una comunidad multiétnica y ha invertido muchos años en investigar las transformaciones del deseo y los vínculos de pareja en esos escenarios. Tiene la ventaja de contar con instrumentos conceptuales diversos lo que evita el encierro disciplinar y los discursos endogámicos. Sabe que la pasión está mediada por la cultura y que las personas se constituyen sólo en el contacto con sus propios universos de valores. Es una mujer capaz de comunicar ideas profundas y trascedentes sin apelar a los lenguajes oscuros o a la bárbara lengua de las sectas. Ríe con frecuencia y cuenta historias que conmueven como ejemplo de sus observaciones. En ocasiones, una mujer bella e inteligente, nos recuerda que la mediocridad no es un destino y que todo es posible –incluso el deseo- cuando logramos pensar con conocimiento y libertad.

 

Inteligencia erótica:

¿Cuál es la causa de que las relaciones sexuales empeoren en parejas que dicen quererse más que nunca? ¿Se puede desear lo que ya se tiene? ¿Por qué el aumento de la intimidad no garantiza una buena sexualidad en la pareja? En sus más de veinte años de experiencia, la psicoterapeuta neoyorquina Esther Perel ha tratado a infinidad de parejas que se quejan de que sus relaciones, aunque abiertas y llenas de cariño, se han convertido en aburridas y desapasionadas. A través de su transgresora tesis, la autora explica la paradoja de que en estos días de revolución sexual, liberación femenina y normalización de lo que anteriormente se consideraban tabúes, las parejas tengan menos relaciones que antes. Descubre, gracias a Perel, la manera de evitar que elementos como el estrés, una vida demasiado ocupada o la llegada de los hijos influyan en tus relaciones de pareja, y aprende a superar los obstáculos y las inquietudes que surgen cuando la necesidad de una relación estable se enfrenta a la búsqueda de la pasión. Inteligencia erótica aspira a atraparte en un debate honesto, informado y provocativo; un libro que te anima a cuestionarte a ti mismo, a que hables sobre lo que normalmente no se habla y a que no tengas miedo de desafiar lo sexual y emocionalmente correcto. Y, sobre todo, un libro para romper los estereotipos sobre el deseo erótico... de casa.


IntraMed entrevista a Esther Perel

“...el amor quiere tener, pero el deseo es querer y para querer se necesita alguna distancia”

- ¿Cual ha sido tu historia como profesional?

Yo soy psicóloga intercultural y he trabajado bastante sobre el tema de parejas y familias interculturales, interreligiosas e interraciales y también soy terapeuta de familia. Me entrené con Salvador Minuchin en la escuela sistémica en Nueva York, aunque él era Argentino. Y estuve asociada muchos años con la Universidad de Columbia New York donde entrené a psicólogos y psiquiatras del último año de residencia en terapia de familia y en psicología intercultural o lo que se llama aquí etno-psiquiatría.

- ¿Qué cambios ha sufrido la sexualidad humana al liberarse de la reproducción como fin excluyente?

Yo pienso que cuando se democratizó la contracepción fue un cambio enorme principalmente para las mujeres que así pudieron liberar el deseo femenino del peligro de la sexualidad que las mujeres habían  conocido durante toda la historia. También por la tecnología y la reproducción asistida hemos logrado separar la sexualidad de la reproducción. Ahora la sexualidad está socializada, ya no sólo pertenece al mundo biológico o natural, también pertenece al mundo social y vuelve a ser parte de nuestra identidad de nuestras elecciones de estilo de vida. Como lo dice Anthony Giddens: “la relación de la intimidad es un asunto reflexivo que volvió a ser parte de la identidad propia de una persona y no solamente de un mundo impuesto biológico”.

- ¿Es la sexualidad una metáfora de la pareja, algo que representa la naturaleza del vínculo?

No, yo pienso que la sexualidad no es una metáfora, creo que la sexualidad es una narrativa paralela, es una historia paralela. Hace pocos días dicté tres conferencias en California a psicólogos, enfermeros, médicos, y en un momento me preguntaron: ¿pero, no es algo patológico que nuestra sexualidad pueda ser compensatoria por otras cosas? No, la sexualidad es precisamente esto, es un lugar donde sentir, experimentar, reconocer otras partes de sí mismo. En este sentido no es patología, es su definición misma. Yo pienso que a través de nuestro cuerpo logramos verdades, es un lugar en donde se encuentran los deseos, los miedos, las ansiedades, los sueños más primitivos, más importantes del ser humano y que se encuentran dentro del cuerpo de una manera que no encontramos en nuestra relación o en nuestra manera de ser más verbal, secundaria, emocional, interactiva.

- ¿Cuál es tu idea respecto de la distancia necesaria para que se preserve o exista el deseo?

Yo pienso que el amor busca la cercanía, el amor busca acercar el espacio, la distancia entre dos personas, el amor quiere disminuir las amenazas, el amor quiere tener, pero el deseo es querer y para querer se necesita alguna distancia psicológica, se necesita un espacio entre uno y el otro, se necesita una alteridad. Este es el espacio erótico.

Cada vez que pregunto a las personas en una conferencia: ¿muéstrame un momento o cuéntame un momento donde te sientes particularmente atraído por tu pareja? Las respuestas son siempre descripciones: “cuando lo veo jugando con los hijos, tocando un instrumento, apasionado por algo en el cual yo no estoy metida, hablando con otras personas, a través de los ojos de la tercera persona mirándolo, cuando ella esta dando una charla cuando esta en el escenario”. Cuando se ve el otro con un poco de distancia, con alteridad y sin tener que encargarse, por que el encargo es amor pero es totalmente antiafrodisíaco. Y siempre es cuando veo al otro -que ya es tan familiar- otra vez un poco desconocido o un poco misterioso y ese cambio de percepción es el misterio adentro del hogar. Es esa distancia.


“El fuego necesita aire y demasiadas parejas no se dejan suficiente aire como para mantener encendido el fuego”.


- En algún momento en tu libro hablas del “atrapamiento”, incluso de la “pareja claustrofóbica” y de la forma en que esto conspira contra el deseo, podrías aclararnos esta idea?

Yo pienso que hay una contradicción bastante interesante. En la época histórica en la tenemos más libertad, el único lugar donde parece que no podemos tener mucha libertad es en la relación íntima.
Los ideales románticos, y también las actuales teorías psicológicas, son todas teorías que hablan solamente de la conexión y no hablan mucho de la necesidad de libertad, de autonomía, de independencia. Yo pienso que lo que pasa hoy es que todos los criterios para estar juntos están bien desarrollados, pero los criterios de distancia o de diferenciación no están bien aclarados. También creo que estamos en una época en el cual no vivimos con más inseguridad que antes, pero tomamos todas nuestras necesidades de seguridad y la trasladamos a la pareja, a una persona que nos debería aportar lo que antes obteníamos de una cadena de instituciones, de un pueblo, de una comunidad, de una iglesia. Así que tantas necesidades concentradas en una única persona es demasiado y nos hace transformar la intimad en un sistema de control, en una manera de ser, en una fusión. Pero mira, el fuego necesita aire y demasiadas parejas no se dejan suficiente aire como para mantener encendido el fuego.

- ¿De qué modo crees que los nuevos roles de la mujer han cambiado la sexualidad de la pareja?

Yo pienso que hay una generación de hombres que se sienten desubicados de su rol masculino por tener mujeres que han tomado parte del papel masculino y, si ella hace las cosas que yo siempre hice, qué me queda a mí para distanciarme o diferenciarme o reconocerme como diferente de ella. Y a esos hombres a veces les resulta más difícil desear a la mujer que aman por que no saben totalmente donde meterse. Pero yo diría que la misma dinámica también existe del otro lado, porque la mujer que encuentra un  hombre más  igualitario, compartiendo los papeles del rol de la mujer o de la madre con ella, tampoco  le resulta fácil a ella desear a este hombre con el que ya no tiene diferencia y alteridad suficiente como para poder desearlo. Entonces se vuelven "buenos amigos" con una idealidad adentro de la familia con mucho afecto y muy poco sexo.

- ¿Cuándo los trastornos de la sexualidad son un problema médico?

Yo pienso que tienen que existir un diálogo y una interacción interdependencia entre psicólogos y médicos. Cuando yo veo a alguien que no tiene ningún deseo sexual, yo necesito a un endocrinólogo, no puedo psicologizar antes de asegurarme que no hay también sustrato médico biológico o neuroquímico por que sino me equivocaría y psicologizaría cosas que no son solamente psicológicas. Al mismo tiempo yo pienso que, por ejemplo con mujeres a las que les dan el diagnóstico de falta de libido o de falta de deseo sexual, a veces “parecen” tener falta de deseo sexual, lo que observo a menudo es que tienen falta de deseo para el sexo que tienen. Que si se cambia el hombre o que si se cambia el contexto o se cambia la relación o se tiene algo nuevo se devuelve el deseo, el deseo es contextual.

Los médicos a veces confunden excitación con deseo, las mujeres pueden ser excitadas y no sentir ningún deseo porque el mensaje no pasa del cuerpo a la cabeza. En los hombres parece que es algo más fácil pero, aunque los medicamentos pueden aumentar a la intensidad de le excitación, no crean el deseo. Lo que pasó con la medicación de la sexualidad es que está totalmente focalizada sobre la cuantificación y sobre el funcionamiento, se habla del funcionamiento sexual y no del sentimiento sexual o de la emoción sexual, pero se necesitan uno del otro. Yo pienso que lo médicos necesitan otro discurso y los psicólogos necesitan entender que hay cambios con la edad, que hay cambios hormonales, que hay cambios cuando se alimenta a los bebes, hay cambios reales y que necesitan mucha educación. Cuando el médico le dice a la mujer que después de seis semanas del parto puede tener otra vez relaciones sexuales, no entiende nada. No entiende que sí, físicamente ella puede otra vez tener penetración, pero que la ocitocina que esta saliendo esta inhibiendo a la testosterona que ella necesita para sentir cualquier deseo y que esto puede prolongarese seis semanas o tal vez un año.

 

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