Segunda parte

Los errores médicos

La clasificación del error en excusable e inexcusable ha sido propuesta por la Comisión Nacional de Arbitraje Médico de México1 y se refiere a que son excusables aquellos errores “derivados de una equivocación en el juicio, es decir, los que se cometen con una lógica de pensamiento correctamente estructurada, pero que parten de una interpretación inadecuada de los hechos”.

Autor/a: Alberto Lifshitz, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Méxic

Fuente: VOL III / No. 11 / JULIO / 2005

Indice
1. Introducción
2. La virtud y estrategias del error
3. Referencias bibliográficas

 La aplicación de estos adjetivos implica conocer a fondo el proceso de atención médica y el razonamiento clínico, lo que difícilmente pueden lograr los legos, incluyendo a los abogados y los pacientes. Esta categorización parece indispensable para calificar la mala práctica de la medicina, que se caracteriza precisamente por errores inexcusables.

Enfoque personal y enfoque sistémico
El error humano puede ser enfocado de dos maneras: como un problema de las personas o de los sistemas.2 El enfoque personal atribuye los errores a ciertos procesos mentales de los individuos, tales como olvido, distracción, deficiente motivación, falta de cuidado, negligencia o imprudencia; este enfoque genera medidas educativas y disciplinarias, considera los errores como asuntos morales y asume que las cosas malas les ocurren a la gente mala en lo que se ha llamado la hipótesis del mundo justo. El enfoque sistémico, en cambio, establece que los seres humanos somos falibles, que los errores pueden suceder aun en las mejores personas y que son consecuencia de las condiciones en que los individuos trabajan y no de la perversidad humana. Su frase es que “dado que no podemos cambiar la naturaleza humana, hay que cambiar las condiciones en que trabajan los humanos”.

En muchas organizaciones ha prevalecido el enfoque personal, dado que culpar a los individuos resulta más cómodo que centrarse en las instituciones. En los errores de medicación, por ejemplo, ciertamente habría que mejorar las cualidades de la comunicación de la orden (se dice que la caligrafía ha matado más gente que las guerras), pero no debemos olvidar que la cadena incluye elementos como la prescripción, el etiquetado, empacado, nomenclatura, dispensación, distribución, administración, monitoreo,3 en cada uno de los cuales puede haber errores que se expresen como eventos adversos e incluso muertes.

Error activo y error latente
Aun admitiendo la elevada frecuencia de errores médicos, lo menos apropiado parece ser satanizar a los profesionales de la medicina. La visión moderna de la causa del error médico considera la atención a la salud como un sistema altamente complejo en el que interactúan muchos elementos y factores, y donde la responsabilidad no recae en uno solo de ellos. Por lo tanto, el castigo de un solo individuo o su estigmatización no cambia los demás factores, y la probabilidad de que el error vuelva a ocurrir sigue siendo alta. Los errores médicos suelen ser más consecuencia de las condiciones de trabajo que de una actitud deliberada y malintencionada por parte del galeno. Algunos autores diferencian al error de la violación, en el sentido que el primero es una acción que se desvía no intencionalmente de un comportamiento esperado de acuerdo con algún tipo de estándar, mientras que la segunda es una desviación deliberada.4

Los errores pueden ser latentes o activos. Estos últimos dependen directamente del operador y sus efectos se notan de inmediato. Los errores latentes, en cambio, no dependen del operador, su efecto no se observa a simple vista e incluyen defectos de diseño, instalación, mantenimiento y otros. Se puede decir que es un error latente aquel que aún no ha ocurrido, pero que es sólo cuestión de tiempo para que aparezca. Por ejemplo, los factores de riesgo para los errores médicos se consideran condiciones de error latente. Algunos de estos factores de riesgo se muestran en el Cuadro 1.