Investigaciones

Las mujeres son casi inmunes a la muerte súbita en el deporte

Es lo que indica un análisis de los casos registrados en las últimas cuatro décadas.

Si la excusa para no hacer actividad deportiva se cifraba en el peligro potencial de muerte súbita, las mujeres nos quedamos sin excusa: sólo 81 de los 1001 casos relevados en un ambicioso estudio correspondieron al género femenino.

El trabajo reunió datos de los casos registrados a lo largo de los últimos cuarenta años en todo el mundo. "Sólo dos «locos» podrían haber encarado algo así", bromea el doctor Héctor Kunik, presidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte y director del Comité de Cardiología del Ejercicio y los Deportes de la Sociedad de Cardiología de Buenos Aires, refiriéndose a sí mismo y al doctor Guillermo Díaz Colodrero, también miembro de ambas instituciones, que trabajó con él.

Durante aproximadamente ocho años, Kunik y Díaz Colodrero reunieron de forma sistemática no sólo el número de casos, sino también el género de las víctimas, el país donde ocurrieron, los motivos y las características. "Sólo incluimos los incidentes en los que existe un registro de autopsia -aclara Kunik-, aunque hay algunos en los que, a pesar de eso, no se encontró el motivo de la muerte."

La muerte súbita es un cuadro que se presenta de forma abrupta e inesperada durante la primera hora en que comienzan los síntomas. Se incluyen bajo esta denominación las ocurridas por causas cardiovasculares no traumáticas o, en medicina del deporte, las que se deben a injurias térmicas (golpe de calor), asma o golpe de un objeto contundente en el medio del pecho (cuyo nombre técnico es commotio cordis ) y las asociadas con el dopaje, lo que lleva a incluir también todos aquellos casos ocurridos dentro de las 24 horas posteriores al comienzo de los síntomas.

Kunik y Díaz Colodrero analizaron la bibliografía referida tanto a atletas como a no atletas a partir de los siete años de edad, excluyendo solamente las muertes vinculadas con ejercicios leves a moderados, tales como caminar, actividades hogareñas o de oficina, y también ciertos deportes, como la arquería, el bowling o el golf.

"La investigación muestra que la muerte súbita durante la actividad física es un suceso absolutamente excepcional -dice Kunik-; por el contrario, afecta en mayor grado a los que mantienen una vida sedentaria."

Por ejemplo, en la población general, la incidencia anual de muerte súbita varía entre 0,5 y 1 cada 100.000 adolescentes y adultos jóvenes, y de uno a dos cada 1000 sujetos mayores de 35 años. Sin embargo, durante el ejercicio es sensiblemente menor: hay un caso anual en hombres cada 50.000 a 100.000 maratonistas, cada 217.400 atletas de escuela secundaria y cada 735.000 reclutas de la fuerza aérea. Si se considera el tiempo de participación en actividades físicas, hay un caso anual en hombres cada 123.500 a 327.344 horas de carreras populares de fondo, cada 396.000 horas de trote, cada 600.000 de esquí de fondo y cada 11.000.000 de deporte recreativo (de 20 a 39 años).

Un identikit detallado

Pero, según muestra el trabajo, si es raro en hombres, lo es mucho más en mujeres. "En [ellas] existe menor incidencia de muerte súbita cualquiera que sea la población estudiada o cualesquiera sean los métodos de detección empleados -escriben-. En atletas, la proporción es de 5 a 9 hombres por cada mujer, y en la población general, de 10 a 1 y hasta de 80 a 1. Aunque no hay una explicación concluyente, es evidente que las mujeres tienen menor participación en actividades intensas, registran menor incidencia de enfermedad coronaria y de hipertrofia ventricular izquierda, consumen menos estimulantes y raramente tienen enfermedades por el calor. La poca frecuencia de estos factores reduciría la probabilidad de muerte súbita debido a la menor predisposición de su sustrato anatómico-fisiológico, a una menor exposición al ejercicio y a los estímulos desencadenantes."

Sintetiza Kunik: "La realidad es que es muy difícil que las mujeres tengan problemas vinculados con el ejercicio".

Un dato interesante es que la incidencia de la muerte súbita durante la relación sexual (con una edad promedio de 58,5 años) es de sólo un caso anual cada 500.000 hombres y cada varios millones de mujeres.

El registro compilado por los especialistas argentinos revela que el 80 u 85% de los casos se debe a causas cardíacas y el 15 o 20%, a asma bronquial, problemas neurológicos, golpe de calor y otras.

Pero aunque el "identikit" elaborado por los especialistas es muy completo, sigue siendo difícil "pronosticar" la muerte súbita . Un diagnóstico basado en estudios con resultados negativos nunca podrá derivar en un pronóstico certero y absoluto de inmunidad, afirman los deportólogos.

"Si una persona sufre un síncope durante o después del ejercicio, hay que suspenderle inmediatamente la actividad física", advierte Kunik.

Por Nora Bär