¿Hay edad para el erotismo? | 07 JUN 06

Erótica y Vejez

Entrevista exclusiva con Ricardo Iacub autor de un libro inquietante y exhaustivo sobre un tema frecuentemente soslayado
Autor/a: Daniel Flichtentrei para IntraMed 
INDICE:  1. El autor, el libro | 2. El autor, el libro
El autor, el libro

Existen ciertas dimensiones de lo más profundamente "humano" que producen horror. Un espanto imposible de nombrar pero cuya presencia se hace notar del modo más rotundo. El erotismo y la sexualidad en la vejez podrían pertenecer a esta clase de fenómenos. Negado, soslayado, trivializado, medicalizado, desfigurado bajo las máscaras que la cultura del momento propone y disuelto en discursos que legitiman aquella voluntad de invisivilizarlo. Los diversos puntos de vista construyen las máscaras que lubrican lo de "indigerible" que el tema encarna.

¿Quién se atreve a mirar de frente lo que no puede ser visto? ¿Quién, despojado del prejuicio y del rechazo, podría afrontar el desafío de pensar con inteligencia sobre el tema?

Ricardo Iacub ha construido una obra que se sustenta en el conocimiento proveniente de múltiples disciplinas pero sin abordarlas desde el asentimiento y la conformidad. En su libro "Erótica y vejez" discute con las perspectivas, cuestiona los supuestos básicos que las sustentan, desarma los dispositivos y desnuda las condiciones de posibilidad que las originan. Así, la historia, la antropología, la medicina, la psicología, la literatura y el arte se ofrecen como escenarios propicios para la indagación y el develamiento.

En el interior del modelo biomédico que todo lo abarca, que todo lo explica, que todo lo reduce; la sexualidad y el erotismo en la vejez se convierten en tópicos, en discurso explicativo y, no pocas veces, en estrategia de medicalización. Iacub no elude la crítica a esta propuesta aunque - justo es decirlo -  lo hace con tal  prudencia que, en ocasiones, hace que su opinión se diluya bajo el peso de una voluntad de no lastimar, de no agredir.

La obra es un salduable ejercicio para todos quienes discurrimos en el interior de una disciplina olvidando frecuentemente que esta no lo explica todo, que la fragmentariedad del conocimiento simplifica lo que estudia y niega lo que no puede ver. Resulta revelador tomar conciencia de lo que nuestros puntos de vista nos impiden visualizar.

Es estimulante recibir un trabajo riguroso que ofrece la posibilidad de confrontar perspectivas. En una ambiente endogámico y cargado de mutuos prejuicios como el que habitamos, el diálogo interdisciplinario seguirá siendo una utopía mientras no estemos dispuestos a arrojar por la borda el lastre de la omnipotencia y la fábula de las explicaciones totalizantes.

Hay que decidirse a tomar el riesgo de esta lectura. Hay que estar dispuesto a tomar conciencia de la fragilidad de nuestras certezas, de las grietas del suelo que pisamos. Hay que animarse a mirar a los ojos los fantasmas que no deseamos ver. Si está usted dispuesto a la experiencia, entonces, este es el momento para apropiarse de este libro. Usted decide...

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IntraMed dialoga con Ricardo Iacub*:

¿De qué modo se fue gestando su interés personal en el tema "vejez" y particularmente en la "erótica y vejez"?

 La verdad es que mi interés fue temprano, mis abuelos quizás marcaron mi cariño y mi interés por la temática. Claro que después encontré muchas variantes ya que estudiar la vejez implica recorrer muchas disciplinas y eso me permitió ampliar mi mirada psicológíca e incorporar la historia, la antropología o la filosofía que siempre fueron objetos de mi interés.

La cuestión erótica parte sin duda por ser psicoanalista, pero también porque estamos en un momento de minorías sexuales que están mostrando nuevos rumbos para pensar el deseo humano y la vejez o los viejos no han podido aun incluir su particularidad.

¿Según su opinión este tema se encuentra soslayado en la literatura sobre vejez y ancianidad?

Si, por ejemplo me sorprendió que autores del prestigio de Foucault o Dover o en la propia literatura gerontológica no hayan percibido un dato evidente, la enorme importancia que se le dio en la antigüedad al erotismo de los viejos, aun desde su crítica. Incluso a posteriori, más allá del cambio que se evidencia en los últimos años, es importante tener en cuenta como se hablaba de este tema en la era victoriana, insisto no era un tema intrascendente.
 
¿Cuáles son las diferencias más trascendentes que encuentra entre su abordaje y el del modelo médico?

Yo prefiero no hablar del modelo médico fuera de ciertos contextos. Es decir hoy el modelo médico no es el mismo que en el siglo XIX. Éste último pensaba al cuerpo de los viejos como un lugar temible que definía por entero su personalidad y esto terminó en verdaderos desatinos. También critico cierto modelo de la salud actual (donde incluyo tanto a médicos, psicólogos o la "Sra. de la vuelta") que piensan que el viejo debe vivir cuidando su cuerpo dejando de lado cualquier riesgo posible (leamos en esto deseo sexual o cualquier goce)

Respecto de la "biomedicalización" del envejecimiento: ¿Es su idea que la intervención médica puede ser una estrategia de control social sobre el anciano?

Si creo que todos estos dispositivos toman al viejo como un objeto al cual se lo maneja con el horror al deterioro y al paso del tiempo. Lo que me parece importante agregar que en este punto no creo que haya manipuladores perversos sino que son formas disciplinarias que están en nuestra sociedad. Aunque también es cierto remarcar que algunos hacen buenos negocios con este tema.

¿Cuál es su propuesta respecto del tema sexualidad en instituciones como geriátricos u otros lugares de internación?

Este es uno de los temas más complejos ya que estos espacios suelen rechazar el deseo de los viejos. Aun más creo que la ideología que conformó gran parte de estas instituciones tuvo que ver con el cuidado del viejo más que con el desarrollo individual de los mismos.  Lo que implica cuidar la salud y no el deseo. Sin embargo no quiero decir que todos sean policíacos. Hay experiencias muy interesantes en los geriátricos públicos de la Argentina (de Nación o de la Ciudad de Buenos Aires) donde se ha liberado la cuestión erótica, siguiendo lineamientos mundiales donde el sexo pasa a ser un derecho de las personas mayores.

¿Considera que el ejercicio de "los goces" es una esfera más de la libertad del individuo?

 ¡Por supuesto!

¿Cuál es su crítica la modelo "evolucionista" que propone una explicación que ve al anciano como un sujeto en retirada respecto de las generaciones siguientes?

Desde el siglo XIX se nota un discurso de corte evolucionista donde el sujeto es pensado en relación a su sociedad. El viejo es acusado de ocupar lugares que les corresponderían a las nuevas generaciones, una especie de guerra del cerdo pero con pretensiones científicas y filosóficas. De hecho a principios del siglo XX se hablaba de la segunda muerte de los viejos ya que se consideraba que la primera tenía que ver con la muerte para la especie, es decir dejaban de ser útiles por no reproducirse. Esto los terminó identificando con seres egoístas, perversos y poco dados a su sociedad.

¿De qué modo las perspectivas sobre la vejez se adecuan a los imperativos sociales y políticos de una época: civilizatorio, productivo, victoriano, etc.?

Creo que cada sociedad delinea sus propias miradas sobre la vejez. En el caso del modelo burgués y victoriano, van a pensar una nueva vejez, sacándola del espacio religioso, de comprensión de la muerte y la debilidad a un espacio de control en el cual los que cumplan con dietas y cuiden su salud podrán evitar el deterioro producido por los años. Una e

 

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