Investigaciones sobre el funcionamiento neuronal. | 11 ENE 06

De monos, sanguijuelas, biólogas y neurociencias.

Dos artículos se asoman al fascinante mundo de las Nuerociencias.

Revelan cómo actúan las neuronas que perciben las intenciones de los otros.

Son las "espejo", especializadas en analizar escenas y comprender actitudes. También captan las emociones y el significado social de una conducta.

En un día caluroso de verano hace 15 años en Parma, Italia, un mono esperaba sentado en un laboratorio a que los investigadores regresaran de almorzar. Le habían implantado cables delgados en la región de su cerebro que tiene que ver con la planificación y la realización de movimientos. Cada vez que el mono tomaba y movía un objeto, algunas células en esa región del cerebro se activaban y un monitor registraba un sonido.

Un alumno entró al laboratorio con un cono de helado en la mano. El mono lo miró. A continuación sucedió algo increíble: cuando el estudiante se llevó el helado a la boca, el monitor empezó a sonar aunque el mono no se hubiera movido. Sólo había observado al estudiante llevarse el helado a la boca.

Los investigadores, liderados por Giacomo Rizzolatti, unneurólogo de la Universidad de Parma, ya antes habían observado el mismo fenómeno con los maníes. Cuando el mono veía a alguien llevarse maníes a la boca se activaban las mismas células que cuando lo hacía él mismo.

Más tarde, los científicos descubrieron que las células se activaban cuando el mono rompía un maní o cuando oía que lo rompía otro. Lo mismo pasaba con las bananas, las uvas y todo tipo de objetos.

"Nos llevó varios años creer lo que estábamos viendo", dijo el doctor Rizzolatti en una entrevista reciente. El cerebro del mono contiene una clase especial de células, llamadas neuronas espejo, que se activan cuando el animal ve u oye una acción y cuando el animal realiza la misma acción por cuenta propia.

Pero si los hallazgos, publicados en 1996, sorprendieron a la mayoría de los científicos, la investigación reciente los apabulló. Resulta que los seres humanos tienen neuronas espejo que son mucho más inteligentes, más flexibles y más evolucionadas que cualquiera de las que se encuentran en los monos —un hecho que, para los científicos, refleja la evolución de las sofisticadas habilidades sociales de los seres humanos.

El cerebro humano tiene múltiples sistemas de neuronas espejo que se especializan en realizar y entender no sólo las acciones de los demás sino sus intenciones, el significado social de su comportamiento y sus emociones.

"Somos criaturas sociales —sostuvo Rizzolatti—. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando".

Las neuronas espejo revelan cómo aprenden los chicos, por qué la gente responde a ciertos tipos de deportes, música, danza y arte, por qué mirar la violencia en los medios puede ser perjudicial y por qué a muchos hombres les gusta la pornografía.

La mayoría de las células nerviosas en el cerebro son comparativamente pedestres. Muchas se especializan en detectar características ordinarias del mundo exterior. Algunas se activan cuando encuentran una línea horizontal mientras que otras se dedican a las líneas verticales. Otras detectan una simple frecuencia de sonido o una dirección de movimiento.

Al pasar a niveles más elevados del cerebro, los científicos encuentran grupos de neuronas que detectan cosas mucho más complejas, como rostros, manos o lenguaje corporal expresivo. Otras neuronas ayudan al cuerpo a planear movimientos y a adoptar posturas complejas.

Las neuronas espejo hacen que estas células complejas parezcan estúpidas. Distribuidas en varias zonas del cerebro, se activan en repuesta a cadenas de acciones asociadas a intenciones. Las neuronas espejo parecen analizar escenas y leer mentes. Hasta ahora, los académicos trataron a la cultura como independiente de la biología, dice Patricia Greenfield, una psicóloga de la UCLA que estudia desarrollo humano. "Pero ahora vemos que las neuronas espejo absorben la cultura directamente y que cada generación enseña a la siguiente por imitación y observación".

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Entrevista Página 12
El lenguaje eléctrico de las neuronas:

Especie de universo en miniatura, el cerebro acapara cada vez más miradas. Su complejidad e interconectividad neuronal sorprenden tanto como la manera en que fluye la información sensorial, hecho estudiado incluso con sanguijuelas.
Por Federico Kukso

Cien mil millones de neuronas –aproximadamente la cantidad de estrellas que componen la Vía Láctea–, cien trillones de interconexiones en paralelo y estímulos nerviosos que viajan a más de 400 kilómetros por hora superando a cualquier auto de Fórmula Uno hacen del cerebro, aquel órgano gelatinoso que en un hombre pesa algo así como 1380 gramos y 1250 en la mujer, justo merecedor del poco humilde halago de “objeto más complejo del universo”. Claro que esto no fue siempre así: los antiguos griegos preferían entronizar al corazón como receptáculo de la mente y los ingleses de la época de Shakespeare (siglo XVI) apuntaban al hígado a la hora de hablar del centro rector emocional humano. Lo cierto es que ahora, superada la niebla de la confusión, el cerebro goza a las anchas de todas las miradas científicas. Tuvo su década (la del noventa, en la que se aprendió de él más que en los años anteriores) y se adentra a tener su siglo: se lo inspecciona milimétricamente con tomografías computadas, se lo mapea con cascos sensoriales y se analizan con rigor los circuitos de transmisión de información nerviosa que fluyen en él y que bañan todo el cuerpo, ni más ni menos que poniendo la lupa en bichitos tan sanguinarios como las sanguijuelas; una interesante estrategia de abordaje emprendida por la bióloga Lidia Szczupak y su equipo del Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

–Cuénteme qué hace en el laboratorio.

–Desde hace 11 años dirijo un grupo de investigación cuyo objetivo es fundamentalmente entender cómo fluye la información desde lo sensorial, desde lo que el animal percibe en el mundo externo, cómo se codifica esa información y cómo fluye por diferentes canales en paralelo hasta dar lugar a una respuesta motora coheren

 

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