Hablar del error | 13 OCT 05

Los médicos y la mala praxis

Existen desde siempre pero recién ahora se los considera como una variable de riesgo. Los errores de praxis causan en Estados Unidos más muertes que los accidentes de tránsito. ¿Y en la Argentina?
Fuente: Clarín 

Por María Farber. Especial para Clarín.com.
conexiones@claringlobal.com.ar

Hace cinco años Institute Of Medicine demostró que en los Estados Unidos morían 98 mil personas por año a causa de errores médicos. Más que las ocasionadas por accidentes de tránsito, cáncer de mama y VIH. El polémico informe se tituló “Errar es Humano” y atentó (tímidamente) contra la noción de infalibilidad de la medicina, tan reforzada en el Siglo XX. “Desde la Academia Nacional de Medicina entendemos que el médico se puede equivocar y se equivoca, como cualquier ser humano. Lo que debemos hacer es hacer tomar conciencia a la sociedad de que esto ha ocurrido siempre y que hay muchas maneras de evitarlo”, explica Zulma Ortiz, jefa de investigación y docencia del Centro de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina.

“Se reconocen en líneas generales dos tipos de culturas: la punitiva, que castiga al que se equivoca; y la de la seguridad, que fomenta mecanismos preventivos”, dice Ortiz. De acuerdo a esta segunda alternativa, que en general es la que lidera la mirada sobre el error, lo saludable es que se hagan conocer las equivocaciones. Porque, como se sabe, de los errores se aprende y la experiencia de un médico es útil para muchos otros. A partir de un diagnóstico acerca de cómo, cuanto y por qué se producen errores, se puede trabajar para evitarlos. De acuerdo a un artículo del doctor Alberto Agrest, del Comité de Error Médico de la Academia Nacional de Medicina, “el objetivo es que los errores ocurran sólo fuera de lo razonablemente prevenible”.

Preocupados por incitar juicios por mala praxis, perder prestigio o credibilidad, los médicos suelen ser renuentes a dar a conocer sus errores. “Es una cultura muy arraigada, hasta estos últimos años casi nadie hablaba del error, ni en las escuelas de medicina, ni en las residencias. Como toda cultura arraigada es difícil hacer cambios y que la gente acepte una actitud crítica que permita admitir errores”, explica José Ceriani Cernadas, jefe del departamento de pediatría del Hospital Italiano de Buenos Aires. La evidencia de esta dificultad no tarda en aparecer. Cuenta Ortiz: “En 2001 quisimos establecer un sistema de notificación de errores. Llevamos esta propuesta a instituciones de la Ciudad de Buenos Aires pero fue rechazada de manera contundente. Ni el sistema judicial, ni el sistema sanitario están preparados”. A pesar de los conflictos, el CIE intenta crear un registro anónimo de errores, evaluar aspectos culturales e identificar problemas de seguridad. Ya existe una red de personas e instituciones y una página web en la que se comparte información.

Aún puertas adentro, no es fácil hablar y hacer hablar del error. El d

 

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