El estudio, publicado en "Environmental Health Perspectives", demuestra que hay dos tipos de compuestos organoclorados presentes en la sangre de los enfermos con cáncer de colon en una cantidad duplicada respecto a la población no afectada y que también se ha analizado en la investigación.
Los investigadores también han estudiado el mecanismo que desencadena la enfermedad y han podido deducir que estos compuestos organoclorados provocan alteraciones genéticas en genes como el k-Ras y el p53, implicados en otros tumores como el de mama o el de páncreas.
El cáncer colorrectal es el tercero más frecuente en el ser humano y la segunda causa de mortalidad en los países industrializados. Aunque las causas no son suficientemente conocidas, los expertos creen que la dieta desempeña un papel destacado en la aparición de esta enfermedad.
Así, alimentos como las verduras, las frutas y los productos ricos en fibra actuarían como protectores, mientras que las grasas, las carnes rojas, así como un consumo excesivo de calorías y la obesidad incrementan su riesgo, según informaron los investigadores de la UAB.
Los científicos analizaron la concentración de organoclorados en la sangre de un grupo de enfermos 132 pacientes a los que se les había diagnosticado la enfermedad y a otras 76 personas que habían ingresado en un centro sanitario por otros motivos.
Las analíticas realizadas identificaron dos organoclorados concretos -el PCB 28 y el PCB 118- que se encontraban en doble concentración en sangre en los afectados de cáncer de colon que en resto.
Estas sustancias pertenecen al grupo de los PCB, compuestos tóxicos que proceden del proceso industrial y que se incorporan por vía alimentaria, aseguraron los responsables del estudio, encabezado por el científico de la UAB y del ICO, Víctor Moreno.
Paralelamente, el mismo equipo estudió en los pacientes afectados de cáncer de colon dos genes implicados en el desarrollo de esta enfermedad: el oncogén K-Ras y el gen supresor tumoral p53. El estudio identificó una relación entre la exposición a los PDB y la presencia de mutaciones en ambos genes.
Los compuestos organoclorados proceden de usos industriales y agrícolas y se encuentran en el medio ambiente. En las últimas décadas se ha limitado su uso y se han extremado las medidas de seguridad debido a los efectos tóxicos en el organismo.
A pesar de ello, estas sustancias, algunas de las cuales como el insecticida DDT han sido prohibidas, son contaminantes persistentes que están todavía presentes en el ambiente y que son difíciles de degradar. La dieta constituye la principal vía de entrada de estos compuestos en el cuerpo.
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Environmental Health Perspectives