¿Somos concientes?

Percepción del riesgo laboral del médico en el ámbito del GCBA

El fundamento del siguiente trabajo se basa en la percepción de que los esfuerzos para evitar los riesgos laborales avanzan a un ritmo demasiado lento.

Autor/a: Dres. Bustos JA, Calandra DV, Farías SB, Papotto SM *

Indice
1. Desarrollo
2. Bibliografía
3. Riesgos laborales en el sector salud
4. Legislacion vigente
5. Conclusiones

En todo el mundo, según la Confederación Internacional de Sindicatos Libres, se registran 1,2 millones de muertes por accidentes de trabajo cada año (3.300 muertes por día) y 160 millones de casos nuevos de enfermedades relacionadas con el trabajo (IFCTU, 2002).
Por otra parte, se estima que por cada caso fatal hay 1.200 accidentes, que provocan como resultado tres o más días de ausentismo laboral; 750 lesiones invalidantes (Levine, 2000) y alrededor de 5.000 accidentes que requieren de primeros auxilios. (Joseph Takala, 2002).

En nuestro país, según la Superinten-dencia de Riesgos de Trabajo, se produjeron durante 1997 más de 350.000 accidentes de trabajo entre la población económicamente activa (PEA) cubierta por el sistema; se ignora lo que puede haber ocurrido al resto de la PEA que trabaja por fuera del sistema, que sin dudas se encuentra expuesta a iguales o mayores riesgos. Entre la población descubierta por el sistema se destacan los trabajadores de la salud pública de la Ciudad de Buenos Aires, que constituyen un sector peculiar, caracterizado por la carencia de cobertura en este sentido y expuesto a riesgos específicos, tales como agentes físicos, químicos, ergonómicos, tecnológicos y de seguridad.
El marco legal en el ámbito nacional se remite a la ley 19.587 sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo del 21 de abril de 1972 y a la ley 24.557 sobre Riesgos de Trabajo. En el ámbito internacional cabe destacar el Convenio 161 y la Recomendación 171 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo del que la Argentina es miembro.
Este estudio parte de la hipótesis de que la insuficiente, errónea o definitivamente ausente percepción o identificación de los riesgos laborales constituye en sí misma el primer obstáculo para la prevención de los riesgos laborales.

Percepcion del riesgo laboral, evolucion histórica

La llamada ley de las tres generaciones, acuñada por Charles Clutterbuck, ilustra perfectamente el retraso histórico en la aplicación del conocimiento a la mejora de las condiciones de trabajo: "En una generación se introduce el riesgo, en la siguiente el riesgo es reconocido como tal y en la tercera se promulga una ley para su control". "A veces hace falta una cuarta generación para que el riesgo sea efectivamente controlado; pero, sea como sea, la ley siempre llega tarde".

El retraso de siglos entre el conocimiento y la acción preventiva plantea graves interrogantes éticos y requiere ser superado mediante estrategias activas que tengan especialmente en cuenta la mediación social de todas las decisiones.
Esta concepción explícitamente formulada choca frontalmente con el modelo tecno-preventivo dominante en nuestro medio que, bajo una aparente imparcialidad, esconde en realidad presupuestos tecnocráticos basados en la preeminencia del conocimiento técnico sobre cualquier otro tipo de enfoque, al margen de consideraciones, tanto de carácter sociocultural como sanitario.

Los postulados en que se basa el modelo tecno-preventivo, se pueden sintetizar de la siguiente forma: sobre la base de la evaluación técnica de los riesgos, el experto fija los contenidos de la formación y la imparte según una orientación básicamente prescriptiva, es decir, traslada a los trabajadores el conocimiento técnico del riesgo y las pautas de conducta a seguir. Los puntos débiles que presenta este modelo son en primer término, que los contenidos no siempre coinciden con el interés o las prioridades de los trabajadores; luego, que habitualmente el experto presupone que el problema es el desconocimiento del riesgo (aunque no suele ser así, excepto en trabajadores recién ingresados o por riesgos con efecto a muy largo plazo). Por otra parte, se ignoran las percepciones, actitudes y comportamientos de los trabajadores y no se toman en cuenta la viabilidad o posibilidad de aplicación de las conductas propuestas a los trabajadores. Todo lo antedicho predispone a que difícilmente se puedan llevar a cabo cambios que mejoren la calidad de vida de los trabajadores.

Ana Puy publica en 1995 un libro en el que aborda la cuestión de la percepción social de los riesgos con un enfoque sociocultural y multidimensional que, además de la dimensión numérica de probabilidades y pérdidas o efectos, atiende a aspectos cualitativos relacionados con la construcción social del riesgo. La percepción del riesgo laboral por parte de los trabajadores puede estar condicionada por factores como el valor que conceden a la salud (significación), la inquietud que provoca la posibilidad de sufrir un daño y sus consecuencias (incertidumbre) o las expectativas de control real del riesgo (confianza).

Desde un punto de vista preventivo lo que nos interesa son los significados que sobre el riesgo comparten la mayoría de los trabajadores y que condicionan determinadas formas de pensar y de actuar.

Existe la posibilidad de que las percepciones sobre los riesgos por parte de los trabajadores sean diferentes a las estimaciones realizadas por los expertos e, incluso, que situaciones de riesgo similares sean vividas de forma diferente por distintos colectivos de trabajadores o por un mismo colectivo en momentos distintos.

Idealmente, las estrategias preventivas debieran promover la participación de los trabajadores al mismo tiempo que la utilización rigurosa del conocimiento experto.
Considerar que la prevención es propiamente formación, implica perder la perspectiva en la mejora de las condiciones de trabajo y trasladar todo el peso preventivo al comportamiento individual de los trabajadores, a quienes en la mejor tradición de la caduca teoría del "error humano", se los terminará considerando culpables por los efectos de una exposición al riesgo que, sin embargo, les fue impuesta mediante decisiones sobre la forma de organizar el trabajo y la producción, en las que no participaron. Se requiere el concurso activo de los trabajadores, y aquí es donde aparece el objetivo fundamental de la formación: promover el compromiso de los trabajadores en los procesos de mejora de las condiciones de trabajo. Planteamos entonces, como primer objetivo la formación para la prevención.

Los contenidos concretos de la formación deben tener en cuenta las percepciones de los trabajadores y prestar especial atención de manera general a los riesgos relacionados con el ambiente de trabajo y con la seguridad, así como a determinados aspectos relacionados con los riesgos psíquicos (atención, monotonía) y ergonómicos (posturales, cargas).

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* El presente artículo es publicado con al autorización de la Asociación de Médicos Municipales de la CBA. El mismo ha sido publicado previamente en su Boletín Científico Año 8 - Nº38 - Diciembre de 2003