Exceso de peso

El estigma social de la obesidad infantil

A diferencia de otros problemas de salud, la prevención y tratamiento de la obesidad infantil se considera responsabilidad de los chicos y sus padres.

Autor/a: Dres. Schwartz MB, Puhl R.

Fuente: Obes Rev. 2003 Feb;4(1):57-71.

La obesidad (O) es una de las mayores amenazas para la salud infantil en USA. La prevalencia de O, (IMC mayor del percentilo 95), en niños de 6 a 17 años, es 11%, y la de sobrepeso (S), (IMC entre los percentilos 85  y 95) es 14%. A pesar del crecimiento alarmante de la prevalencia no se toman medidas de salud pública para la prevención y tratamiento. El abordaje de la O siempre se hacen forma individual, sin considerarlo un problema social.

Vivimos en una sociedad preocupada por la comida. Año a año salen al mercado nuevos productos alimenticios. En la sociedad hay 2 mensajes opuestos: "es bueno comer" y "es malo ser gordo". Durante la lactancia y la primera infancia el mensaje es claro, y los padres eligen para sus hijos los alimentos más saludables, sin dudarlo.

A partir de los 2 años de vida, el mensaje acerca de la comida cambia dramáticamente. Los niños son blanco de la publicidad y se estima que están sometidos a 10000 publicidades anuales de comida, 95% son de comidas rápidas y golosinas. Los preescolares ya son "consumidores por influencia", y la publicidad  apunta a que ellos los reconozcan y elijan. A medida que avanzamos en la edad escolar el mensaje publicitario se vuelve más agresivo. Las golosinas están fuertemente asociadas con fiestas y vacaciones y los programas infantiles tienen mucha publicidad de golosinas y snacks.

Muchos artículos advierten a los padres sobre la O y la importancia de promover una alimentación saludable y más actividad física. Sin embargo, también se los advierte que si insisten mucho con perder peso, aumenta el riesgo de ansiedad, depresión o trastornos alimentarios asociados a la O. Como el 60% de los chicos O desarrollan por lo menos  1 factor de riesgo cardiovascular (HTA, dislipemia, insulino-resistencia) y el 20% 2 o más, la recomendación general es prevenir la O.

Los chicos nacen con una predisposición genética para preferir sabores dulces, rápidamente desarrollan preferencia por lo salado, y rechazan lo amargo y lo ácido. Se cree que esto es un efecto protector, la preferencia por lo dulce promueve la ingesta de alimentos con más calorías y el rechazo de los amargo los protege de tóxicos. Los padres se enfrentan con la dificultad de hacer que sus chicos vayan contra sus preferencias biológicas y limiten los alimentos muy dulces o salados, tan disponibles y promovidos fuera de casa.

Los chicos son reticentes a probar nuevas comidas y a veces tienen miedo (neofobia) La exposición repetida a un alimento mejora la aceptación. Un alimento debe ser ofrecido 10 veces antes de decir que el niño no lo acepta. La mayoría de los padres desisten luego de la segunda exposición. Los niños que repetidamente comen alimentos de sabor menos intenso tienen luego menos preferencia por lo dulce y salado. En relación al modelaje, son más aceptados los alimentos que comen sus padres, y son muy influenciados por sus pares.

Los alimentos con alta densidad calórica, ricos en grasas, se asocian frecuentemente con situaciones placenteras de paseos y festejos. Si se permite el acceso libre a grandes cantidades de snacks, dulces y golosinas, la ingesta no depende del apetito y el aporte de calorías es muy alto. Los alimentos saludables mejoran la regulación del apetito.

Si los padres premian con comida, o les dan un postre luego de la ingesta de vegetales, esto aumenta el riesgo de conductas alimentarias descontroladas (atracones). Si los padres restringen mucho a los chicos, cuando estén frente a "alimentos prohibidos"  tendrán una ingesta mucho mayor.

Qué viene primero: la restricción de los padres o la actitud desinhibida para comer de los chicos? Si los padres crean un entorno más saludable, ofreciendo opciones más sanas para alimentar a sus chicos, la aceptación de alimentos saludables será mayor.   Una buena forma de empezar es creando hábitos saludables para toda la familia, podría ser que los padres decidan no tener golosinas en casa, como algunos no fuman en casa.

Mensajes sociales acerca de la grasa:

Los estigmas sociales provocan daño en los chicos ya que baja la autoestima y aumenta el riesgo de depresión. Es frecuente asociar estereotipos de personalidad con O. Los pares rechazan a los chicos obesos desde edades tempranas, y los adultos también.
Si bien es probable que haya muchos chicos que tengan más dificultad en regular lo que comen, el rol de los padres es fundamental.
El rolde la sociedad no está tan definido: Si un chico se asfixia por rotura de un juguete se responsabiliza a los fabricantes del mismo. Si un chico se vuelve Obeso ¿nadie es responsable?

Artículo comentado por la Dra. Débora Setton, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Nutrición.