En las últimas décadas, las investigaciones epidemiológicas acerca de los trastornos afectivos muestran un notorio aumento. Según la American Psychiatric Association, el índice de trastornos afectivos fluctúa entre un 4.6% y un 6.5%, siendo el trastorno depresivo mayor el más estudiado 1. El DSM-IV postula que la prevalencia del trastorno depresivo mayor en la población adulta varía de un 5% a un 9% para las mujeres y de un 2% a un 3% para los hombres (D.S.M. IV, 1994).
Con respecto al trastorno maníaco, los estadounidenses han encontrado una prevalencia que fluctúa entre un 0.6% a un 1.1%. Para el trastorno bipolar, los índices de prevalencia se sitúan entre un 0.7% a un 1.6%, siendo el promedio 1.2% 7. Estos datos coinciden con los planteados por el DSM-IV. donde la prevalencia del trastorno bipolar I fluctúa entre 0.4% a 1.6%, y la del trastorno bipolar II es de 0.5%.
Las investigaciones epidemiológicas realizadas en Chile estiman que un 3% de la población adulta sufriría de un trastorno depresivo mayor 8. Dada la importancia que tienen los trastornos afectivos dentro del ámbito de la salud mental y de la práctica clínica, es fundamental conocer en forma más profunda todos los factores que predisponen a su desarrollo o que contribuyen a su desencadenamiento.