Historia de la Infancia | 13 AGO 01

Cambios históricos en el concepto de infancia

Se presenta el concepto de niñez como una construcción socio-histórica. Se analizan los periodos claves que determinan la concepción contemporánea de niño
Autor/a: Dr. Julio Moreno  Fuente: Extracto del capítulo 7 del libro (en preparación) “Conectar la Inconsistencia” 

 Tal vez la función esencial de la familia es producir sujetos aptos para su sociedad. Ahora bien, como el "perfil" de los sujetos varían de acuerdo a la época, es de esperar que los lineamientos de esa "producción de niños" también lo haga. Eso está íntimamente ligado al concepto de "infancia" (las intervenciones institucionales que, actuando sobre el párvulo y su familia, producen lo que cada sociedad llama "niño") vigente en cada época. Comparemos, por ejemplo, el concepto de infancia en el medioevo, en la modernidad (siglo XIX y principios del XX) y la época actual.

1- Uno de los hechos más significativos del niño en el medioevo es que no hayan quedado registros acerca de él. Cuando por razones religiosas debía hacérselo, el niño aparece como un adulto en miniatura. Esa ausencia de representación se debe a que la realidad infantil en la Edad Media no merecía atención. No había educación sino aprendizaje del joven que convivía con adultos, de quienes aprendía ayudándolos. La separación del mundo de los niños del de los adultos era ignorada, ambos convivían mezclados en una vida social consolidada por fuera de la familia que fue bien ilustrada por Brueghel. No había juegos, ni juguetes, ni vestimentas especiales para niños. La mortalidad infantil era elevadísima, se engendraban muchos hijos para conservar sólo algunos y la vida del niño se consideraba con la misma ambigüedad que la de un feto de hoy en día. La infancia era así un pasaje sin importancia. El niño era la forma inmadura de un adulto no demasiado interesante ni merecedora de trato especial: había que soportar ese estado esperando su maduración, como se espera que una breva devenga higo. 

Aun cuando pueda parecernos extraña, esa concepción de infancia es coherente con la sociedad medieval que concebía que el Mundo Sagrado estaba ya creado y no era posible cambio alguno a lo "ya dado". La infancia medieval productora de párvulos, una versión pequeña e insuficiente de un adulto, produjo excelentes sujetos para el no cambio. En la de transmisión generacional el niño entra en la cadena como un pequeño adulto del que sólo se requería que preserve la continuidad.

2- El concepto de infancia en la modernidad es bien diferente. El niño es concebido como inocente, sin maldad ni sexualidad. Por ello es pensado como frágil e indefenso y debe ser protegido del desvío de los adultos. A la inversa del medieval, concita al máximo el interés de una familia y una sociedad que lo cuida y lo educa para que "se forme bien". Es una "promesa de futuro". Si se lee eso como una negación,  el niño sólo cuenta en tanto lo que será. El paradigma princeps de la modernidad fue el del progreso. En su misión de formar al niño, "el hombre del futuro", la familia moderna fue asistida (¡y controlada!) por decenas de instituciones. La infancia moderna generó así niños excelentes como receptáculo de las proyecciones adultas en búsqueda de un ideal de perfección no ya divino, como en la Edad Media, sino humano. El niño debía ser en un futuro lo que los adultos no habían sido. La transmisión generacional va así, en la modernidad, de adultos "iluminados" a niños "a formarse" para el futuro. 

La diferenciación niño/adulto fue tajante. El adulto sólo juega a "cosas de niños" para "ayudar" a los pequeños a formarse. Los juegos (la literatura, la gráfica y la vestimenta) fueron especialmente diseñados por a

 

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