Estudiaron la relación entre la luteína y el grosor de la pared de las carótidas, y descubrieron que aquellos participantes que presentaban los mayores niveles plasmáticos de luteína no mostraban signos de arteriopatía, al contrario que aquellos que tenían los menores niveles.
Para profundizar más en este fenómeno realizaron experimentos con ratones y cultivos celulares. Encontraron que tratando las células de la pared arterial con la sustancia reducían la oxidación del colesterol LDL. En modelos arterioscleróticos de ratón observaron que someter a estos roedores a una dieta suplementada con luteína se asociaba a la presencia de placas de ateroma más pequeñas que en los ratones que no seguían dicha dieta.
En conclusión señala que la luteína es un potente factor protector frente a la progresión de la arteriopatía.