Escepticemia por Gonzalo Casino | 26 MAY 23

Opiniones de expertos

Sobre el secreto de los buenos especialistas y su capacidad comunicativa

Los expertos son necesarios para el funcionamiento de una sociedad compleja y el desarrollo de sus actividades y conocimientos más sofisticados. Cuanto más amplio y complejo es un campo, como es el caso de la ciencia y la tecnología, más niveles de especialización tiene. En medicina, por ejemplo, no se limita a un órgano, como el ojo o el corazón, y así hay oftalmólogos especialistas en la córnea y la retina, y cardiólogos especializados en diversas técnicas diagnósticas o terapéuticas. Los especialistas se comunican entre sí mediante una jerga que puede ser incomprensible para los demás. Sin embargo, tan necesaria es la existencia de expertos como la “traducción” de su jerga al lenguaje corriente para que su conocimiento pueda beneficiar a la sociedad de forma más completa.

La transferencia del conocimiento consiste precisamente en hacer accesible el conocimiento experto a personas que no lo son, pero quieren o necesitan saber.

Se realiza en diferentes ámbitos y a muchos niveles, porque no es un proceso lineal sino multidimensional y continuo. En la investigación biomédica, se distinguen dos grandes etapas o tipos de transferencia: la T1, que va desde la investigación a la aplicación clínica, y la T2, que aplica el conocimiento clínico a la toma de decisiones, en buena medida por los no expertos.

El reto de explicar una información técnica como la médica en lenguaje claro requiere dedicación para conocer algo y para saber contarlo. Y ambos aspectos van unidos, como sugiere el conocido método de estudio Feymann, que recibe el nombre del físico y premio Nobel Richard Feynmann. Este método sigue cinco pasos de forma iterativa: estudiar el tema o concepto, explicarlo con la intención de que otra persona lo entienda, identificar los puntos débiles o lagunas, volver a estudiarlo para tener una visión más profunda, mejorar la explicación usando un lenguaje claro y ejemplos, y repetir estos cinco pasos hasta mejorar la explicación.

Así pues, los grandes expertos, los que conocen profundamente su campo, deberían tener también la capacidad de ponerse en la mente del que no sabe y ser buenos divulgadores. O, dicho de otro modo, un experto no lo es completamente si no es capaz de explicar lo que sabe a la gente corriente. Y para cumplir bien esta tarea, es probable que todavía haga falta otra habilidad: saber más allá y más acá de la propia especialidad, descendiendo desde la rama de la especialidad hacia el tronco común del conocimiento. Es decir, para ser un experto que además quiere transmitir o divulgar su conocimiento, viene muy bien ser también un generalista competente.

 

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