Escepticemia por Gonzalo Casino | 02 JUN 22

El iceberg de la evidencia

Sobre la necesidad de mejorar la transparencia en la investigación de salud
Autor/a: Gonzalo Casino Fuente: IntraMed / Fundación Esteve 

La investigación de salud es un inmenso iceberg del que no vemos su parte sumergida. Las decisiones de salud se basan solo en la investigación visible, pero sabemos que existe una parte oculta, de dimensiones importantes, que distorsiona la imagen global de la evidencia y las decisiones de salud. Aunque en las últimas décadas se ha dado un gran paso en la visibilidad y accesibilidad de la investigación, queda mucho para hacerla completamente transparente.

En la década de 1990, la digitalización de la investigación hizo posible por primera vez el acceso rápido y masivo a buena parte de la evidencia. La posibilidad de buscar y consultar la evidencia a través de Internet permitió evaluar los beneficios y perjuicios de las intervenciones de salud con una solidez y seguridad desconocidas hasta entonces. La base para tomar las decisiones de salud se fue desplazando progresivamente desde las opiniones de expertos y los estudios aislados hacia el conjunto de la evidencia y la evaluación global de riesgos.

La irrupción de la medicina basada en la evidencia, como se llamó este nuevo marco conceptual, aportó tranquilidad, confianza y transparencia a la asistencia sanitaria. Pero con el tiempo se fue constatando que esta transparencia era más un deseo que una realidad. Si una parte importante de la evidencia sobre una pregunta de salud permanece oculta, la evaluación de riesgos queda sesgada y se toman malas decisiones. Estos agujeros en la evidencia no solo alteran y retrasan el conocimiento, sino que se cobran un elevado peaje en forma de enfermedades y muertes evitables, además de ser un derroche de recursos en investigaciones duplicadas.

El problema es que, si una parte de estos resultados es invisible, la síntesis de la evidencia se distorsiona

Los ensayos clínicos aleatorizados están considerados como la mejor forma de conocer los efectos de una intervención de salud. Cuando hay suficientes ensayos de calidad es posible sacar una conclusión global sobre estos efectos con un grado de certeza alto o al menos moderado. Aunque pueda haber cierta disparidad entre los resultados de los distintos ensayos, lo que cuenta es si los resultados globales apunten claramente en una misma dirección. El problema es que, si una parte de estos resultados es invisible, la síntesis de la evidencia se distorsiona. Si, por ejemplo, se han realizado 50 ensayos sobre una intervención, de los cuales 30 ofrecen resultados negativos y 20 positivos, pero permanecen ocultos 20 de los negativos, el balance global podría dar un resultado falsamente positivo.

 

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