El bien común y el costo propio | 18 ENE 22

Los costos de la empatía y la prosocialidad en tiempos de pandemia

¿Tienen la empatía y el sacrificio personal en pos del bienestar social un costo inadvertido?
Autor/a: Agustín Ibáñez, Hernando Santamaría-García, Daniel Flichtentrei 

Adaptado de: Agustín Ibáñez, Hernando Santamaría-García, Michael Schulte, Harris Eyre. The price of prosociality in pandemic times. Behavioural and Social Sciences at Nature Portfolio. https://socialsciences.nature.com/posts/the-price-of-prosociality-in-pandemic-times


* La figura ha sido diseñada y producida por Lucas Neufeld, Nano Santamaria y Agustin Ibanez. 

Resumen

Las tendencias prosociales, como la empatía y el sacrificio de objetivos individuales en pos del bien común son fundamentales para obtener respuestas exitosas a los desafíos de la pandemia. Pero, ¿cuáles son los precios personales, familiares, y comunitarios de la prosocialidad y cómo pueden entenderse?

En este estudio evaluamos hasta qué punto los factores asociados con la prosocialidad (incluida la empatía, y la cognición moral) predicen la adaptación a las acciones de las políticas publicas (cuarentena) como así también la percepción del riesgo de contagio y la evaluación del impacto médico y social del Covid-19.

Los resultados revelaron que la empatía afectiva y las tendencias morales cooperativas predijeron una mayor aceptación de la cuarentena pero a su vez produjeron una mayor percepción de riesgos e impactos negativos a nivel individual, familiar y comunitario. Además, la edad (adultos mayores) y el género (mujeres) también aumentaron la percepción del riesgo y la estimación negativa del impacto del Covid-19. Estos resultados muestran el papel de las predisposiciones prosociales en las respuestas individuales a la pandemia y sugieren intervenciones para reducir los costos negativos de la prosocialidad.


La prosocialidad mueve montañas

En Estados Unidos, Sarah se recuperó de COVID y ya recibió tres dosis de la vacuna, pero aún evita las multitudes y las fiestas que ama. Más aun, usa una máscara todo el tiempo fuera de su casa. Mariano teme contraer COVID e infectar a su padre, que tiene demencia (una condición que presenta riesgos únicos durante una pandemia). Él ha cambiado por completo su vida en Buenos Aires, sacrificando sus propios intereses para maximizar la salud cerebral de su padre. Survana trabaja en India con un salario mínimo, pero decide donar el 10% de sus ingresos para contribuir a los programas sociales para personas sin hogar durante la pandemia. Julia está sola en Irlanda y planeaba visitar a su amada familia en el Reino Unido para la Navidad. Sin embargo, el riesgo de contagio para su familia y la comunidad es demasiado alto; decide entonces quedarse sola en casa durante las vacaciones.

Todos los días, millones de personas en todo el mundo hacen sacrificios individuales para promover el bienestar de sus familias y comunidades en tiempos de pandemia.

Este rasgo humano se llama prosocialidad y, en muchos sentidos, ha reducido la magnitud del impacto negativo provocado por la pandemia del SARS-CoV-2. Sin embargo, la siguiente pregunta queda por responder: ¿es sostenible la apelación a la prosocialidad indefinidamente durante la pandemia?

Las dos caras de la prosocialidad

En este trabajo encontramos que las personas mas prosociales (con mayores niveles de empatía y mayores tendencias morales deontológicas a favor de los bienes comunes de la sociedad, ver figuras 1 y 2) presentaron una mayor aceptación de las restricciones de salud pública. Pero lo más importante y novedoso, es que estas personas también sobreestimaron su riesgo de contagio y percibieron un impacto más negativo de la pandemia en sus vidas, en sus familiares y en su comunidad en general, tanto en el ámbito social como en el de la salud.

Estos participantes también tendieron a presentar expectativas más pesimistas para la reactivación económica de la comunidad y la preservación del tejido social durante las pandemia. Además, los efectos en la estimación del riesgo y del impacto negativo fueron más notorios entre los grupos demográficos que han sido más vulnerables a la pandemia, incluidas los participantes de mayor edad y las mujeres. Los resultados se mantuvieron al controlar las diferencias demográficas y de salud mental.

Uno de los conjuntos de atributos psicológicos más relevantes requeridos para responder de manera efectiva a los requisitos de una pandemia (la prosocialidad) también parece tener consecuencias no deseadas: aumenta la percepción del riesgo y la estimación del impacto negativo.

Si bien muchos de los efectos generales de mantener estas tendencias prosociales pueden ser positivos a corto plazo, la prosocialidad también puede tener el potencial de inducir condiciones relacionadas con el estrés, la sobrecarga alostasis (respuestas inadecuadas a las demandas ambientales), y problemas de salud mental en personas que mantienen su conducta prosocial durante largos períodos de tiempo.

 

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