Metanálisis del cociente entre los ácidos grasos Omega 6 y Omega 3 en TDAH | 21 ABR 17

Ácidos grasos Omega 6 y 3 en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad

En niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad el cociente entre los ácidos grasos omega 6 y 3 es mayor, en comparación con individuos de control sin este cuadro.

Introducción

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una alteración del neurodesarrollo que cursa con falta de atención, hiperactividad e impulsividad, y se asocia con dificultades en el desempeño social, académico y laboral. La prevalencia del TDAH en los niños es de hasta 5% (con niveles estables en las últimas tres décadas), y en ellos el riesgo de accidentes automovilísticos, lesiones y drogadicción es mayor. Algunas estrategias para tratar este cuadro incluyen medidas no farmacológicas (primera línea de tratamiento), como entrenamiento cognitivo, neurorretroalimentación, intervenciones conductuales y entrenamiento de los padres, y el uso de medicación. Existen dudas sobre la eficacia de ciertas terapias no farmacológicas, pero hay pruebas de que muchos niños se benefician considerablemente del tratamiento farmacológico; la magnitud del efecto del metilfenidato o la anfetamina, por ejemplo, sería de 0.72 y 0.99, respectivamente. Dado que estos compuestos se asocian con efectos adversos considerables a corto y largo plazo, especialmente en cuanto al apetito, el sueño y el crecimiento, se diseñaron medicamentos no estimulantes para tratar el cuadro (si bien su eficacia sería menor), así como terapias alternativas.

Los ácidos grasos poliinsaturados esenciales como los omega 3 y omega 6 son necesarios para el neurodesarrollo y la función neuronal normal, y el cuerpo humano no es capaz de sintetizarlos. Existen informes de niveles menores de ácidos grasos omega 3 y 6 en sujetos con TDAH, pero en ensayos clínicos aleatorizados la eficacia de los suplementos con estos compuestos fue mínima; es posible que este fenómeno se deba a que sus efectos suelen ser evaluados por separado. La relación entre las concentraciones de los ácidos grasos omega 6 y 3 en la sangre periférica podría ser más importante que los niveles de estas moléculas por separado, puesto que valores altos de omega 6 en comparación con los de omega 3 se asociaron con mayor producción de citoquinas proinflamatorias. La dieta occidental es rica en ácidos grasos omega 6 y la composición relativa de omega 3 es baja, y hay indicios de que el riesgo de TDAH es mayor en los niños que siguen este tipo de dietas.

El objetivo del presente estudio fue realizar un metanálisis sobre el cociente entre las concentraciones de omega 6 y omega 3 en niños y jóvenes con TDAH, en comparación con controles; se determinaron además los niveles de ácido araquidónico y ácido eicosapentaenoico (formas biológicamente activas de estos ácidos grasos, respectivamente).

► Métodos

Se realizó una búsqueda bibliográfica en bases de datos informatizadas y se revisaron manualmente todos los resúmenes identificados y los artículos completos potencialmente importantes, además de las referencias citadas. Se llevó a cabo un metanálisis de cinco estudios relevantes sobre el tema, escritos en inglés, en los que se evaluaban jóvenes menores de 25 años con diagnóstico de TDAH confirmado por médicos o psicólogos o sobre la base de la escala de Conner para padres o educadores, además de individuos de control. Se tomaron muestras de sangre para las determinaciones bioquímicas; se observó heterogeneidad entre las distintas investigaciones en cuanto a la metodología de medición, por lo que se limitó el análisis a las determinaciones que representaran ácidos grasos incorporados al tejido adiposo o las membranas celulares.

Se excluyeron las mediciones de ácidos grasos que fueran pasibles de variación importante relacionada con la ingesta aguda de nutrientes (como los triglicéridos plasmáticos), y también los individuos con enfermedades que pudieran influir sobre los niveles de ácidos grasos o relacionadas con inflamación sistémica (incluyendo cuadros metabólicos, autoinmunitarios o infecciosos). Se registraron los datos demográficos, clínicos y de los análisis de sangre, y se calculó el cociente entre los ácidos grasos omega 6 y omega 3 (criterio de valoración primario), además de la relación entre las concentraciones del ácido araquidónico y del ácido eicosapentaenoico (criterio de valoración secundario). Se analizó la calidad de los artículos incluidos mediante métodos estandarizados; para el análisis estadístico se utilizaron modelos de efectos aleatorios y el método de Mantel-Haenszel, además de la prueba de chi al cuadrado y análisis de sesgos de publicación.

 

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