Virginia Woolf, escritora inglesa para la eternidad | 20 MAR 12

Una mujer genial e irreverente

A raiz de la publicación de "La muerte de la polilla" y otros ensayos recordamos a una inolvidable escritora cuya vida estuvo signada por la discriminación y el dolor.

Virginia Woolf nació el 25 de enero de 1882 en Londres. Hoy se olvida o se omite que es hija de uno de los críticos más prestigiosos de su tiempo, Leslie Stephen, que dejó una obra inmortal, Hours in a Library (Horas en una biblioteca). En esa biblioteca fue educada la futura autora de Orlando, que en 1912 se casó con Leonard Woolf. En 1917 fundaron la editorial Hogarth Press. La casa de ambos, cerca del Museo Británico, se convirtió en el centro del grupo autodenominado “de Bloomsbury”, que incluía a Vita Sackville-West, Lytton Strachey, E.M. Forster, Arthur Waley y John Maynard Keynes.

Entre sus novelas podemos nombrar Noche y día (1919), El cuarto de Jacob (1922), La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928) y Las olas (1931). Desarrolló una técnica de escritura en la que las palabras y las acciones de los personajes adoptan una alineación precisa y consistente del pensamiento, que evita la vaguedad y la oscuridad asociadas a menudo con la escuela sometida a “la corriente de la conciencia”. Admirada con la misma pasión como crítica, Virginia Woolf escribió El lector común (dos series, 1925, 1932); Flush (1933), una biografía del perro de Elizabeth Barrett Browning y un estudio sobre el pintor y crítico de arte Roger Fry (1940). Borges tradujo al castellano Un cuarto propio. En 1938 publicó Tres guineas en apoyo de los derechos de la mujer. En 1941, se ahogó deliberadamente en el río Ouse, a causa, entre otras cosas, de una crisis sufrida durante la Segunda Guerra. 

La muerte de la polilla y otros ensayos

Virginia Woolf encontró la clave para que vida y literatura fluyan en la página con pareja intensidad. La materia puede ser una carta a un joven poeta, la memoria personal e histórica del imprevisible Henry James, las primeras mujeres profesionales o el relato desnudo, donde la autora ejecuta una nota de elegancia elegíaca por la muerte de una polilla. En cada caso, Virginia Woolf revela que es sin duda uno de los genios más admirables y amistosos de la literatura universal.

La percepción recupera el valor intrínseco de la anécdota; una irreverencia fecunda proporciona desde el vamos el método riguroso e intransferible de la argumentación o el análisis. Recopilado poco después de la muerte de la escritora por el marido, Leonard Woolf, para darle continuidad a la variada sutileza de Un cuarto propio y El lector común, La muerte de la polilla y otros ensayos contiene el fuego indestructible de la autora de Orlando y Las olas, un elemento que cada uno reservará para sí mismo como un obsequio personal.

Leonard Woolf recopiló póstumamente los ensayos de La muerte de la polilla en 1942. "La muerte de la polilla" y otros ensayos. La Bestia Equilátera editorial
 

Una biblioteca con vista

Si hay un tono, una música que puede escucharse en Virginia Woolf, es el de la contemplación de la vida a través de una textura literaria, que observa, se detiene y se maravilla como si el mundo fuese un libro subrayado y un espejo astillado al mismo tiempo. En esta colección de ensayos, la escritora inglesa parece invitar a escuchar con ella el sonido de esa membrana permeable que separa sin dividir la vida y la lectura.

 

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