Calidad de vida | 11 JUN 08

Actividad sexual e insuficiencia cardíaca crónica

¿Cómo responder a las necesidades de los pacientes con ICC? ¿Qué recomendar, qué desaconsejar?
Autor/a: Dres. Mandras SA, Uber PA, Mehra MR. Mayo Clinic Proceedings 2007;82:1203-1210

La disfunción eréctil afecta a casi el 70% de los pacientes ambulatorios con insuficiencia cardíaca crónica, porcentaje que se puede reducir considerablemente con estrategias adecuadas.

Introducción

Los aspectos fisiológicos y clínicos de la actividad sexual han sido extensamente estudiados en pacientes con angina de pecho, en los que tuvieron un infarto de miocardio y en los que fueron sometidos a procedimientos invasivos de revascularización o trasplante cardíaco.

Los autores de este artículo investigaron la función sexual en sus diversos aspectos en pacientes con insuficiencia cardíaca crónica (ICC), tópico que consideran que se encuentra poco desarrollado. Para ello buscaron en la literatura médica todos los trabajos relacionados con función sexual e ICC.

Demandas metabólicas y hemodinámicas de la actividad sexual

La actividad sexual consta de 4 etapas: reposo, juegos preliminares, estimulación y orgasmo. En las parejas jóvenes, la frecuencia cardíaca y la presión arterias aumentan moderadamente durante los momentos picos de la actividad sexual. En las personas de mediana edad, con o sin enfermedad coronaria y controlados con electrocardiograma Holter, la frecuencia cardíaca durante la actividad sexual en lugar de aumentar alcanzó valores submáximos en relación a las actividades normales.

Uno de los parámetros utilizados, es el consumo de oxígeno por minuto expresado en tareas metabólicas equivalentes (METs: energía consumida en reposo y equivalente a 3,5 ml/kg/minuto). Durante el período de estimulación, se consumen hasta 1,7 Mets y durante el período de orgasmo hasta 2,5 Mets y hasta 3,5 Mets cuando el hombre o la mujer se encuentra montado sobre su pareja. Este consumo de energía equivale al de una persona realizando un ejercicio moderado.

Muy diferente son estos parámetros cuando se refieren a una persona de mediana edad con ICC secundaria a miocardiopatía isquémica e hipertensión pulmonar. Durante una marcha vigorosa, su frecuencia cardíaca aumenta de 70 a 105 latidos/minuto, la presión ventricular derecha de 50 a 74 mm Hg sistólica y de 10 a 13 mm Hg diastólica. La presión diastólica pulmonar aumenta de 28 a 35 mm Hg. Durante la etapa del orgasmo de la actividad sexual, la frecuencia cardíaca alcanza los 131 latidos/minuto, las presiones ventriculares derechas sistólicas y diastólicas suben a 101 y 21 mm Hg, respectivamente y la presión diastólica de la arteria pulmonar se duplica. Esta diferencia se puede explicar por activación del sistema simpático y por mecanismos de miedo y de ansiedad.

Función sexual e ICC

En los pacientes en clase funcional III y IV de la New York Heart Association, se obtuvieron los siguientes informes relacionados con la función sexual:

  • 73% de pérdida total o parcial del interés sexual.
  • 76% de disminución parcial o total de la actividad sexual.
  • 58% de incapacidad de realizar función sexual por la ICC.

Mientras que no hubo cambios sustanciales en la fracción de eyección, se observaron aumentos en la frecuencia cardíaca y en el volumen minuto debidas a una respuesta anormal de la precarga, desregulación del sistema autónomo y aumento de la resistencia periférica.

Son escasas las publicaciones destinadas a orientar a los pacientes con ICC sobre como encarar la función sexual. Un trabajo recomienda estimular y extender los juegos preliminares porque le permite tanto al paciente como a su pareja evaluar la tolerancia al ejercicio y una mayor expresión de afecto cuando la capacidad para el ejercicio está tan disminuida que impide la consumación del acto sexual.

 

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