IntraMed conversa con un hombre brillante | 12 OCT 05

Entrevista al Prof. Armando Basso

Uno de los neurocirujanos más prestigiosos y reconocidos en el país y en el mundo habla sobre su historia, los juicios de mala praxis, y la neurocirugía en Argentina.
Autor/a: Ximena Abrevaya para IntraMed 

ENTREVISTA AL Dr. ARMANDO BASSO
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires y Presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía.


¿Cómo fueron sus comienzos en el área de la neurocirugía?

Yo comencé muy joven a fines de los años 50´ siendo practicante en el antiguo Hospicio de las Mercedes, Hospital Nacional de Alienadas, lo que se conoce hoy en día como Hospital Moyano. Mi familia vivía afuera de Buenos Aires de manera que yo vivía en el Hospital, al mismo tiempo hacía guardias como practicante de cirugía en el Hospital de San Isidro, en el Hospital Militar Central de tal manera que combine las dos cosas, un poco el sistema nervioso que siempre me apasionó en la parte anatómica y fisiológica, y la parte de neurocirugía, a tal punto que en ese hospital, en el hospital de psiquiatría, el actual Moyano, la única persona de los muchachos jóvenes capaces de hacer algo quirúrgico, porque eran todos psiquiatras, era yo, y ahí, comencé con mis primeras armas en neurocirugía haciendo muchas operaciones de lo que se llama “psico-cirugía”.

Pero luego su formación continuó...

Sí, posteriormente en los años 60 después de haber estado un año en Estados Unidos, en donde hice un programa de internado rotatorio, volví a la Argentina y me incorporé al Instituto de Neurocirugía “Costa Buero” bajo la dirección del profesor Dickman. Ahí estuve hasta el año 1965, en que viajé a Francia y con el profesor Guiot, comencé a desarrollar durante muchos años en París y en Zurich todo lo que en esa época era muy nuevo, que era la microneurocirugía, es decir, la utilización del microscopio quirúrjico que era desconocido en esa época para neurocirugía y que permitió llevar adelante una serie de procedimientos neuroquirúrjicos de lo que podríamos llamar “mínima invasión”, a traves de abordajes mucho menos traumáticos y con una seguridad total en las técnicas. Esto cambio radicalmente los resultados en neurocirugía debido a que los pacientes ya no quedaban con secuelas luego de la cirugía tal como sucedía anteriormente.

Y después regresó a la Argentina...

Claro, ya de vuelta me reincorporé al Instituto “Costa Buero” y al ex-Sanatorio Güemes en las épocas en que era una institución pionera y muy importante en Argentina y América. En 1975 me hice cargo de la Jefatura del Servicio de Neurocirujia del Hospital “Santa Lucia”  donde tuve una intensa actividad en microneurocirujia en todas las patologías. De manera contemporánea, en los años 80´, también fundamos el Instituto de Neurociencias en el ex-Sanatorio Güemes. Todos esos años, por supuesto también me dediqué muchísimo a la actividad docente y mi actividad en el extranjero ha sido muy intensa hasta el dia de hoy...

Pero no sólo fue docente sino que fue elegido presidente de varias sociedades del área...

Fuí elegido presidente de la Sociedad Argentina de Neurocirugía en 1980, en la que me desempeñé dos años, y fui profesor adjunto de la Facultad de Medicina y en el año 1988 fui elegido presidente Federación Latinoamericana de Sociedades de Neurocirugía. En 1992 por concurso me hice cargo de la Cátedra de Neurocirugía en la que me sigo desempeñando hasta la actualidad y en el 93´ fui elegido Presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía, siendo la primera vez que un latino, no un anglosajón como venía sucediendo hasta entonces, se convierte en presidente de la Federación Mundial, de manera que ese puesto fue muy reconocido por todos.

¿Además ud. se dedicó a la investigación?

Durante muchos años, además de haberme dedicado a la neurocirugía también me he dedicado a la investigación,  durante mi estadía en Francia realicé lo que se conoce como un “PhD”, o un diploma de estudios profundos en neurofisiología, con uno de los maestros más grandes de toda la historia de la neurofisiología, Albe Fessard. 
Todo eso hace que además de director de Cátedra, hoy en día soy el director del Instituto de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad Buenos Aires.    

Anteriormente, cuando hablaba de su formación inicial,  mencionó un tipo intervención llamada “psico-cirugía”, ¿de que se trata?, ¿aún se practica?

Todavía eran épocas donde no estaban desarrollados los medicamentos, es decir la psico- y neuro-farmacología, de manera que muchos de los cuadros psiquiátricos graves como los problemas de ansiedad, se los solucionaba a través de procedimientos quirúrjicos, que hoy, yo no diría que están abandonados pero se hacen de otra manera mucho más sofisticada.
Es decir que era un tipo de cirugía a cielo abierto que permitía resolver quirúrigicamente algunos problemas psiquiátricos.
Posteriormente con el desarrollo de la farmacología todo ese tipo de procedimientos quedó relegado porque se podía mejorar a los enfermos con píldoras y no con cirugía.

¿Y los resultados que se lograron con fármacos son mejores?

Los resultados de los fármacos son mejores si bien hay algunos procesos hoy en día  que requieren un nuevo enfoque de lo que se llama  la “psico-cirugía”, no a través de procedimientos ablativos, es decir lesiones en el sistema nervioso, sino a través de procedimientos de estimulación del sistema nervioso que quiere decir que podemos modificar algunas conductas sin necesidad de producir una lesión, luego son procedimientos reversibles lo cual es mucho más lógico, evidentemente.

Actualmente ud. es presidente de la Fundación de la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía. ¿Qué fines cumple dicha fundación y que trabajos se están realizando?

Sí, también la Federación Mundial de Sociedades de Neurocirugía que trabaja muy directamente en contacto con la OMS, Organización Mundial de la Salud, creo en 1997 una Fundación, y ahora en el último congreso mundial que fue en Marruecos en junio del 2005 me eligieron a mi presidente de la Fundación. Es una tarea interesante porque con fondos que vienen de la industria, que vienen de donaciones,  la Fundación se encarga de promover y ayudar al desarrollo de la neurocirugía en los países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Por ejemplo en Africa, donde hay sólo un neurocirujano cada 10 millones de habitantes, nuestra función obviamente es entrenar a médicos, a los que les pagamos ese entrenamiento en algún centro internacional, y los proveemos del instrumental necesario. Ahora también la idea es desarrollar un programa en América Latina, también en Asia y en todos los países que tengan necesidad.

Recientemente ud ha recibido varios premios a nivel internacional...

Sí, los americanos en la Asociación de Neurocirugía de los Estados Unidos, la Harvey Cushing Society, cada tres o cuatro años deciden nombrar al neurocirujano del año, este año, 2005, he sido honrado con ese premio, el “Honorary Member of the American Association of Neurological Surgeons”, siendo también la primera vez que es otorgado a un latinoamericano desde su creación en 1930, lo cual para mí es un logro personal, así como también el haber recibido de parte del gobierno de Francia la “Legión de Honor”, en grado de “Gran Oficial de la Legión de Honor” que es la condecoración más importante que tiene el gobierno de este país, lo cual me llena de orgullo.

¿Qué nos puede decir acerca de los juicios de mala praxis?...ud tiene una opinión muy fomada al respecto...

Sí, el problema de los llamados juicios de mala praxis, que a nivel internacional ha tomado repercusión como “la epidemia de los juicios de mala praxis en los países en desarrollo” debido a las crisis económicas que han sufrido crónicamente muchos países, entre ellos la Argentina, ha hecho que se desarrolle una nueva industria que es la “industria de los juicios de mala praxis”,...hay una necesidad de los abogados jóvenes sin trabajo de dedicarse a actuar contra los médicos y han generado en los pacientes, una sensación de la infalibilidad del médico, es decir como si el médico en lugar de ser aquél que brinda ayuda a una persona que sufre, que viene a pedir ayuda, tendría que ser como un mecánico de automóvil que le cambia o arregla una biela al motor y que si la biela quedó mal le tienen que hacer un juicio...en el cuerpo humano eso no es así, porque hay factores del terreno, que ni el médico ni nadie, sólo Dios puede controlar, ...una mala cicatrización, una infección, que puede pasar...es decir estos llamados juicios hoy apa

 

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