Educación para la salud

Cambios de hábitos

La realidad es que las principales causas de morbi-mortalidad en nuestros tiempos son, cada vez más, enfermedades agudas y crónicas relacionadas al comportamiento del individuo.

Autor/a: Dra. Ana E. Trigub*

Indice
1. ¿Qué evidencia avala la realización de consejería?
2. Tabaquismo
3. ¿Qué estrategias pueden aplicarse para favorecer el cambio de hábitos?
4. Pasos hacia el cambio
5. Aplicación a diferentes áreas de la consejería
6. Desarrollo
7. Bibliografía

Existe evidencia que avala la educación de los pacientes asintomáticos hacia hábitos más saludables. La consejería es una de las actividades preventivas recomendadas por las guías preventivas de Estados Unidos (Guide to Clinical Preventive Services - Report of the US Preventive Services Task Force) y Canadá (The Canadian Guide to Clinical Preventive Health Care - The Canadian Task Force on the Periodic Health Examination).

La guía preventiva de Estados Unidos recomienda realizar consejería sobre las siguientes áreas:



La guia preventiva canadiense difiere levemente con la estadounidense en sus recomendaciones de consejería:



Las bases para recomendar esta consejería son varias.

En principio, la consejería es una actividad:

· segura: no pone en riesgo la salud del paciente

· de bajo costo:
no requiere alta complejidad

· de alto impacto poblacional: aplicada a grandes poblaciones, aún si logra cambios de hábitos en un pequeño porcentaje (5-10% de la población sobre la que se interviene), los resultados en las cifras de morbi-mortalidad son considerables, con la consiguiente mejoría en la calidad de vida y disminución en los gastos del sistema de salud. Este enfoque implica un cambio en la perspectiva del médico: en lugar de numerosos éxitos terapéuticos, habrá escasos, pero no poco significativos, cambios de hábitos.

La consejería cumple con los requisitos para ser considerada una práctica preventiva válida.Además, hay estudios que demuestran que el cambio de hábitos se relaciona con disminución de la morbi-mortalidad en determinadas patologías. Una dieta limitada en grasas y colesterol previene el sobrepeso y la enfermedad cardiovascular; si es rica en fibras, hojas verdes y fruta previene el cáncer, la intolerancia a la glucosa, el sobrepeso y la dislipemia.

La lactancia materna previene infecciones gastrointestinales y respiratorias en el recién nacido, así como anemia ferropénica en el primer año de vida. Realizar actividad física moderada y regular previene el sobrepeso, la HTA, la DBT y la enfermedad coronaria. Dejar de fumar  disminuye el riesgo de padecer infección respiratoria, cáncer, enfermedad cardiovascular y bajo peso al nacer, como así también las infecciones respiratorias en niños fumadores pasivos.

Evitar el consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas antes de realizar actividades de riesgo (manejar, actividades acuáticas, etc.) disminuye la probabilidad de accidentes. Abandonar el abuso del alcohol evita el padecimiento de los problemas físicos, conductuales y sociales asociados all alcoholismo y el síndrome alcohólico fetal. Usar casco, cinturón de seguridad y asientos infantiles previene lesiones en caso de accidentes de tránsito.

Tener un hogar donde el riesgo de accidentes sea mínimo previene muchos accidentes en niños pequeños. La abstinencia, la monogamia y el uso del preservativo, así como el no consumo de alcohol y drogas disminuyen el riesgo de ETS. El uso adecuado de métodos anticonceptivos implica menor riesgo de embarazo no deseado. El cepillado de dientes, el consumo de fluor, el uso de hilo dental y la visita periódica al odontólogo favorecen la buena salud oral. Los horarios restringidos de exposición al sol, junto con la protección con ropa adecuada o cremas con filtro UV, previenen el cáncer de piel. Toda esta información es ampliamente conocida y constituye otro de los ejes que avalan la realización de consejería: es eficaz reducir los factores de riesgo.

Por último, en cuanto a la efectividad de la consejería, el consejo de salud en tabaquismo, alcoholismo y drogadicción en atención primaria de la salud tiene buena evidencia a favor de ser capaz de producir cambios en los pacientes. Lamentablemente, la eficacia de la consejería en el resto de las áreas en que el médico puede hacer educación se ha evaluado en estudios de corto plazo o que han utilizado consejería intensiva, o bien, no ha sido adecuadamente evaluada aún.  Es decir que, en cuanto a la eficacia de la consejería, la evidencia disponible actualmente es más limitada.