Patología de la vía biliar por colangiopancreatografía retrógrada endoscópica

Las fístulas biliares más comunes luego de la colecistectomía laparoscópica son las del muñón cístico, seguidas de las fístulas del lecho hepático derecho, usualmente desde un ducto aberrante de Luschka. Ocurre dentro de los dos primeros días luego de la cirugía, aunque su presentación puede demorarse por varios días. Las colecciones biliares grandes, sintomáticas, a menudo requieren drenaje percutáneo y el sitio preciso de la fístula se establece mediante la CPRE.

La terapéutica endoscópica ha probado tener un porcentaje de éxito elevado y se ha transformado en el tratamiento de elección para las fístulas biliares no complicadas con injurias oclusivas del conducto biliar. El objetivo del tratamiento es la reducción de la resistencia al flujo de salida de la bilis a través de la papila, esto promueve el flujo anterógrado y reduce la cantidad de bilis que se pierde a través de la fístula la cual puede entonces cerrarse espontáneamente. Este tratamiento puede complementarse con la esfinterotomía, colocación de prótesis (o drenaje nasobiliar), o una combinación de las dos.

El tiempo de permanencia de las prótesis o de los drenajes nasobiliares hasta lograr el cierre de la fístula es variable, aunque suele ser de semanas (2 a 4) para las endoprótesis y de días (5 a 7) para los drenajes externos.

Otras indicaciones

Se incluyen dentro de esta denominación el diagnóstico y manejo de las disfunciones del esfínter de Oddi, el manejo endoscópico de las complicaciones biliares post-trasplante hepático y el diagnóstico y manejo de la patología biliar en los pacientes con síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

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