Ciclo de entrevistas: “Invisibles” | 07 NOV 21

Dr. Remilly Molini: “Siento que hago algo por la gente que lo necesita”

Atiende en el Dispensario Médico de la Isla Charigué, a la que solo se llega por lancha y siente que ese es su lugar en el mundo. Su comunidad lo toma como parte de la familia.
Autor/a: Celina Abud Fuente: IntraMed 

No siempre el valor y la fama coinciden; ni los médicos más dedicados son los más visibles. Tal vez su esforzada tarea cotidiana les quite el tiempo para congresos, quizás no encuentren en esos escenarios las repuestas a sus necesidades. Valoran el agradecimiento de quienes los necesitan más que algunos minutos en televisión. Forman parte de sus comunidades y están comprometidos con ellas. No tienen nada para vender; más bien comparten lo que tienen, lo que saben. Atienden en localidades remotas a familias humildes, no quieren dejar huérfana a ninguna enfermedad. Curan cuando se puede y cuidan siempre. Son aquellos que con los pies en el barro le dan sentido a una profesión milenaria. IntraMed quiere homenajearlos con este ciclo de entrevistas que se propone darles visibilidad a los “Invisibles”

 

Primero hay que cruzar el río, porque este lugar es inaccesible

El doctor Remilly Molini supo que quería ser médico 40 años atrás, cuando terminó la secundaria. Tenía tíos que compartían la profesión, tal vez por eso le “agarró la chiripiorca por hacer medicina”, según dijo entre risas. Desde hace más de tres décadas, es el único médico en el Dispensario de la Isla Charigüé, que pertenece a la jurisdicción de Victoria, Entre Ríos. Ese centro es el único para toda la región de islas, extenso en territorio.

En Charigüé, donde solo se llega vía lancha, Molini atiende a cerca de 50 familias, pero también coordina visitas con otros pacientes en territorios de muy difícil acceso, más cuando hay bajante.  Al ser “personal único”  también se ocupa de las tareas de mantenimiento, como pintar y cortar el pasto.

Médico a veces, miembro de la comunidad otras, Molini no duda en decir que la isla es “su lugar en el mundo” y que su misión en la vida es la de estar cerca de las necesidades de la gente. Aquí, su historia.

¿Cómo llegó a ser el único médico de las Islas Charigüé?

Terminé la carrera en 1984 y después de realizar cursos apareció en 1988 la posibilidad en una cooperadora que existía desde hacía tiempo en la zona del Charigüé, porque buscaban un médico para poder atender las necesidades de la gente. Yo soy oriundo de Nogoyá, Entre Ríos y a mí  siempre me gustó la isla, el río, la naturaleza, la pesca. Cuando surgió la posibilidad, me ofrecí y me dijeron “sí, estamos buscando desesperadamente a un médico”. Entré a trabajar primero una vez a la semana, fui conociendo las familias y después, a lo largo del tiempo, surgió el cargo provincial, se creó el dispensario, se llamó a concurso y ya arranqué oficialmente, porque todos los años anteriores los había hecho ad honorem.

¿Cómo podría describir su rutina diaria?

Primero hay que cruzar el río, porque este lugar es inaccesible, solo se llega en lancha. Tengo una en el puerto de Rosario y con ella vengo hasta el centro de salud. Por suerte hoy, con los celulares, estamos conectados con los pacientes y podemos coordinar una entrevista, verlos o atenderlos en su domicilio, según las necesidades. Después, a la tarde, atiendo en consultorio y hago las tareas inherentes a su funcionamiento, porque soy personal único. Así termino el día o fuera de hora también, porque mientras yo estoy la gente me busca cuando surge una urgencia. A veces paso la noche acá, coordino con un bioquímico para hacer análisis, llevamos las muestras. Pero también hago tareas de mantenimiento: cortar el pasto, limpiar, pintar un poco.

¿Desde 1988 es el único médico de la región?

Si, este es el único centro de salud, que se habilitó formalmente en 1994 en la provincia de Entre Ríos para toda la zona de islas. Dentro de mis tareas me encargo de la vacunación. Durante estos dos años de COVID estuve vacunando en distintos lugares de las Islas con el apoyo del Ministerio, que me ofrecieron un helicóptero. Gracias a eso pude recorrer áreas muy distantes, porque encima por la bajante que hubo, hay lugares que son completamente inaccesibles. En ese helicóptero, que pertenece a la policía, me llevaron a distintas escuelas donde nucleo a la gente a través de los maestros. 

¿Cómo fue el desafío de la vacunación contra la COVID-19 y con el calendario de todos los años en toda la región de islas?

El calendario de todos los años se cumple con normalidad porque tengo registrado a los pacientes y coordino un día en especial, en el cual llevo las vacunas que me la jurisdicción de Victoria. Y con la COVID, tuve una gran ayuda de los maestros de las escuelas: como conocen a todos y las escuelas están muy desparramadas en la zona de Islas, ellos juntaron la gente y me ayudaron a ver cuáles eran las necesidades de vacunación. Me pasaron los datos de los padres de los chicos y los familiares de la zona. Y a partir de eso, coordinaba la visita a las escuelas, muy alejadas unas de otras. Pero con el helicóptero en un día podíamos visitar tres o cuatro. Estamos en la etapa de la segunda dosis y a la vacuna nueva que de una sola dosis (Cansino) se las reservo a quienes están muy lejos, porque es muy engorroso la logística para llegar con las vacunas. Aparte tienen un tiempo de conservación y cuando terminás tenés que llevarlas nuevamente al frío.

 

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