La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) presentará un efecto estresante sin precedentes para los pacientes y los sistemas de atención médica en todo el mundo. Debido a que actualmente no existe una vacuna o tratamiento para la infección subyacente, los esfuerzos de salud actuales se centran en proporcionar prevención y detección, mantener la continuidad del tratamiento para otras afecciones crónicas y garantizar el acceso a servicios adecuadamente intensivos para las personas con los síntomas más graves.
Los desastres afectan desproporcionadamente a las poblaciones pobres y vulnerables, y los pacientes con enfermedades mentales graves pueden estar entre los más afectados.
Las altas tasas de tabaquismo en esta población pueden aumentar el riesgo de infección y conferir un peor pronóstico entre quienes desarrollan la enfermedad. La inestabilidad residencial y la falta de vivienda pueden aumentar el riesgo de infección y dificultar la identificación, el seguimiento y el tratamiento de quienes están infectados.
Las personas con enfermedades mentales graves que están empleadas pueden tener dificultades para tomarse un tiempo libre del trabajo y pueden carecer de una cobertura de seguro suficiente para cubrir las pruebas o el tratamiento. Las redes sociales pequeñas pueden limitar las oportunidades de obtener apoyo de amigos y familiares en caso de que personas con enfermedades mentales graves se enfermen. Tomados en conjunto, estos factores pueden conducir a tasas de infección elevadas y peores pronósticos en esta población.
¿Qué estrategias están disponibles para mitigar el resultado de esta epidemia entre pacientes con enfermedades mentales graves?
Las políticas federales de preparación desarrolladas a raíz de desastres complejos han adoptado cada vez más la noción de preparación de toda la comunidad, que apoya la construcción y el apoyo de estructuras en múltiples niveles para prepararse y responder, particularmente para las poblaciones vulnerables. Dentro del sistema público de salud mental, esto incluye compromiso con usuarios de servicios de salud mental, médicos y políticas federales y estatales.
Apoyo a pacientes con enfermedades mentales graves
Las personas con enfermedades mentales graves deben recibir información actualizada y precisa sobre las estrategias para mitigar el riesgo y saber cuándo buscar tratamiento médico para COVID-19. Los materiales orientados al paciente desarrollados para las poblaciones en general deberán adaptarse para abordar la limitada alfabetización en salud y los desafíos en la implementación de recomendaciones de distanciamiento físico debido a la pobreza y las situaciones de vida inestables.
La mensajería deberá garantizar que quienes buscan atención no se enfrentarán a sanciones con respecto al costo o el estado migratorio. Los pacientes necesitarán apoyo para mantener hábitos saludables, incluida la dieta y la actividad física, así como el autocontrol de las condiciones crónicas de salud mental y física.
También será importante abordar las dimensiones psicológicas y sociales de esta epidemia para los pacientes. La preocupación podría exacerbar y ser exacerbada por la ansiedad existente y los síntomas depresivos.
Las estrategias de distanciamiento físico críticas para mitigar la propagación de la enfermedad también pueden aumentar el riesgo de soledad y aislamiento en esta población. Aquellos que se enferman pueden enfrentar un doble estigma asociado con sus infecciones y sus condiciones de salud mental. Para cualquier paciente, los síntomas psicológicos surgirán en un contexto personal y social único que debe considerarse al desarrollar un plan de tratamiento.
Empoderar a los clínicos de salud mental
Comentarios
Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.