Escepticemia por Gonzalo Casino | 21 JUN 19

Digamos “en ratones”

Sobre el efecto revulsivo de la etiqueta #justsayinmice en la información biomédica
Autor/a: Gonzalo Casino 

Muchas informaciones sobre estudios biomédicos olvidan el pequeño detalle de señalar que han sido realizados en ratones u otros animales de experimentación. Ciertamente, algunas sí lo dicen, pero en una parte tan poco relevante del texto que es como si no lo dijeran. Y el malentendido ya está creado, pues mucha gente no llega a leer el texto completo y, en todo caso, el mensaje escueto que recircula por las redes omite este importante matiz. Parece una perogrullada, pero los ratones no son humanos y los resultados de los estudios en animales de experimentación no pueden trasladarse sin más a las personas. Lo que ocurre en un ratón no tiene por qué ocurrir en el organismo humano y, además, suelen pasar bastantes años hasta que esto se comprueba, si es que se llega a hacer. Bastaría añadir la coletilla “en ratones” a muchos titulares para evitar este grave error que genera tanta confusión y socava la confianza en la ciencia y el periodismo científico.

Hace un par de meses, el científico y bloguero estadounidense James Heathers tuvo la tonta idea –como el dice– de crear la cuenta de Twitter @justsayinmice para llamar la atención sobre este clamoroso sesgo informativo que alienta tantas falsas expectativas. Lo que parecía una provocación, ya tenía 1.700 seguidores a las 24 horas y 15.000 tan solo 48 horas después, según refiere Heathers en su artículo In mice, explained. Hoy son ya más de 63.000 los seguidores de esta idea que ha servido de revulsivo para que muchos informadores científicos –como han reconocido en Twitter– tengan bien presente que su titular no está completo si no incluye la apostilla “en ratones”.  El mensaje es bien diferente si decimos “El aceite de oliva virgen extra protege del Alzheimer” en vez de “El aceite de oliva virgen extra protege del Alzheimer en ratones, o “Las bacterias intestinales influyen en la obesidad” en vez de “Las bacterias intestinales influyen en la obesidad en ratones. Entre un mensaje y otro existe todo un abismo científico, metodológico y temporal, que es el que hay entre los estudios preclínicos y los clínicos, aparte de las limitaciones de los modelos con ratones que, como si fueran humanos, toman aceite de oliva virgen extra y padecen Alzheimer y obesidad.

 

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