Un estudio comparativo | 03 AGO 18

Criterios de Roma IV para la Clasificación de la Pirosis

Los criterios de Roma IV son superiores para la distinción entre la enfermedad esofágica no erosiva, el reflujo funcional y la hiperreactividad al reflujo.
Autor/a: Zhang M, Chen M, Peng S, Xiao Y United European Gastroenterology 6(3):358-366, Abr 2018
Introducción

El síntoma principal de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es la pirosis. La sensación de ardor retroesternal que asciende hacia la garganta puede tener diversas causas, como la hipersensibilidad al reflujo y la acidez funcional; ambos factores son los principalmente asociados con una respuesta poco satisfactoria a la administración de inhibidores de la bomba de protones (IBP), que se considera el tratamiento estándar.

Actualmente, los criterios diagnósticos para los diferentes fenotipos de pirosis se basan en la realización de diversos estudios, como la endoscopia del tracto digestivo superior, la manometría de alta resolución (MAR) y la pHmetría-impedancia esofágica de canal múltiple de 24 horas (pH-ICM). Sin embargo, muchos profesionales aún tienen conocimientos limitados sobre estos criterios diagnósticos. 

En los últimos 10 años, los criterios de Roma III se han utilizado como guía para el diagnóstico de la pirosis. En la actualidad y debido a la publicación de los criterios de Roma IV, la proporción de pacientes que tienen ERGE verdadera y trastornos esofágicos funcionales parece variar de acuerdo con la actualización de esta herramienta.

En este estudio, los autores analizaron la proporción de los diferentes fenotipos de pirosis y compararon ambos criterios de Roma para su diagnóstico.

Materiales y métodos

Entre 2013 y 2016 se incluyeron pacientes con pirosis no estudiada previamente, derivados al hospital donde los autores de este trabajo ejercen sus actividades.

En todos los casos se efectuó endoscopia del tracto digestivo superior antes de las pruebas esofágicas, una biopsia de la porción distal del esófago para descartar esofagitis eosinofílica, junto con la MAR, mediante un catéter de 4.2 mm de diámetro externo y con 36 sensores, ubicados a un centímetro uno del otro.

Para la prueba de pH-ICM se colocó un catéter por la nariz, cuyo electrodo de pH se ubicó 5 cm por encima del esfínter esofágico inferior, junto con los canales de impedancia colocados a diferentes alturas con respecto al esfínter.

Los síntomas se evaluaron mediante la versión validada en idioma chino del GERD Questionnaire, antes y después de la administración de IBP, que se consideró eficaz ante la ausencia de síntomas durante la última semana de tratamiento.

Sobre la base de los criterios de Roma IV, los pacientes fueron clasificados en cinco fenotipos diferentes: esofagitis por reflujo, enfermedad por reflujo no erosiva, acidez funcional, hipersensibilidad al reflujo y casos no clasificados (aquellos con resultados negativos en la endoscopia y en la prueba de pH-ICM, pero con mejoría luego de la administración de IBP). A su vez, según los criterios de Roma III, los participantes fueron divididos en tres categorías: esofagitis por reflujo, enfermedad por reflujo no erosiva y acidez funcional.

Luego de las pruebas funcionales, se emplearon IBP durante 8 semanas, administrados en dosis estándares o dobles e indicados una o dos veces por día: esomeprazol, rabeprazol, omeprazol, lansoprazol, pantoprazol e ilaprazol.

Los datos obtenidos se compararon mediante el análisis de variancia ANOVA o mediante la prueba de Kruskal-Wallis. Se aplicó la corrección de Bonferroni para las comparaciones múltiples y las diferencias se consideraron significativas con un valor de p menor de 0.05.

Resultados

Inicialmente se seleccionaron 331 pacientes. Se incluyeron 233 con una edad promedio de 43.35 ± 13.21 años; 122 fueron hombres.

En 174 pacientes no se hallaron trastornos en las endoscopias realizadas, mientras que en 59 sujetos (25.32%) se observó esofagitis por reflujo, principalmente de grado A y B, según la clasificación de Los Ángeles. En la MAR se detectó motilidad esofágica no efectiva en 80 participantes (34.33%), en 151 (64.81%) no se hallaron alteraciones en la motilidad y 2 (0.86%) participantes no tuvieron contracciones fragmentadas.

De los 59 pacientes con esofagitis por reflujo, el 37.29% presentó reflujo patológico en la pH-ICM, mientras que en el grupo sin hallazgos en la endoscopia (n = 174) 28 (16.09%) tuvieron reflujo patológico y, según los criterios de Roma IV, fueron clasificados en la categoría de enfermedad por reflujo no erosiva.

 

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