"Es un hallazgo sorprendente" | 03 ABR 17

Infección por hepatitis podría aumentar el riesgo de Parkinson

Un nuevo estudio amplía las evidencias de que las afecciones podrían estar vinculadas de alguna forma

Las personas con hepatitis, una infección del hígado, podrían tener un riesgo más elevado de desarrollar enfermedad de Parkinson, sugiere un nuevo estudio de gran tamaño.

El estudio, publicado en línea el 29 de marzo en la revista Neurology, es el segundo en el último año en vincular a la hepatitis con el Parkinson.

Específicamente, el nuevo estudio encontró que las personas que se habían infectado con hepatitis B o C tenían entre un 51 y un 76 por ciento más de probabilidades de desarrollar Parkinson, en comparación con las personas que nunca habían tenido hepatitis.

Los investigadores no saben el motivo de que la conexión exista. Y el estudio no puede probar un vínculo causal.

Pero la asociación entre la enfermedad de Parkinson y la hepatitis parece ser "firme", según el Dr. Michael Okun, director médico nacional de la Parkinson's Foundation.

El año pasado, un estudio en Taiwán encontró que las personas con hepatitis C se enfrentaban a un mayor riesgo de Parkinson. Ahora, los nuevos hallazgos, basados en millones de adultos británicos, también implican a la hepatitis B.

"Es un hallazgo sorprendente", dijo Okun, que no participó en la investigación. "Hay una potente asociación entre la hepatitis y el Parkinson, y la asociación también se da con la hepatitis B, lo que lo convertiría en un problema incluso más grande".

La hepatitis B y C son infecciones virales del hígado. En Estados Unidos, la hepatitis B se propaga con la mayor frecuencia a través de las relaciones sexuales, mientras que la hepatitis C usualmente se transmite al compartir las agujas para las drogas inyectadas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Amas infecciones, en particular la hepatitis C, pueden convertirse en crónicas. Los CDC estiman que hasta 2.2 millones de estadounidenses tienen hepatitis B, y que hasta 4 millones tienen hepatitis C crónica.

Por otra parte, la enfermedad de Parkinson es un trastorno del movimiento que provoca temblores, rigidez en las extremidades, y problemas de equilibrio y coordinación. No tiene cura, y los síntomas empeoran de forma gradual con el tiempo.

La raíz del Parkinson no está clara, pero a medida que la enfermedad avanza, el cerebro pierde células que producen dopamina, una sustancia que ayuda a regular el movimiento.

¿Qué tiene esto que ver con la hepatitis?

No está claro. Pero Okun apuntó que se sabe que la cirrosis hepática, una cicatrización grave en el hígado, a veces provoca problemas en el movimiento similares a los del Parkinson.

Más allá de esto, algunos investigadores sospechan que el proceso del Parkinson podría comenzar no en el cerebro, sino en el "intestino".

Es común que las personas que al final son diagnosticadas con Parkinson tengan estreñimiento y problemas digestivos durante años antes de sus síntomas de movimiento. E investigaciones recientes con animales han insinuado que el "microbioma" intestinal, los billones de bacterias que viven en el sistema digestivo, podrían tener algo que ver al preparar el escenario para el Parkinson.

 

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