Reporte de Médicos Sin Fronteras | 14 OCT 16

Ataques a hospitales

Privar a las personas de atención cuando más la necesitan

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1. Hospitales como blancos

En la madrugada del 2 de octubre del año pasado ataques precisos y repetidos por parte de un avión de Estados Unidos destruyeron el Centro de Trauma que Médicos sin Fronteras (MSF) tenía en la ciudad de Kunduz en el Noreste de Afganistán.

El ataque mató a 42 personas, incluyendo a 14 miembros del staff.

Fueron quemados pacientes en sus camas. A algunos se les disparó desde el aire cuando huían del edificio en llamas. Desde su apertura en 2011 se habían llevado a cabo 15000 cirugías, sin cargo, en este Centro de 100 camas, atendiendo las necesidades de una población de más de un millón de personas. Las coordenadas por GPS se habían notificado a todas las partes en conflicto. Se  hacía cumplir estrictamente la norma de no ingreso con armas al lugar y se chequeaba que así fuera. Los médicos trataban a todos por igual, sobre la base de sus necesidades médicas.

El mismo mes de octubre de 2015, 17 estructuras médicas apoyadas por Médicos sin Fronteras fueron bombardeadas en Siria, algunas en áreas donde solo es activa la coalición liderada por Siria y apoyada por Rusia, y otras en  donde lo es la coalición apoyada por Estados Unidos. Esto representa solo una parte de los 94 ataques que Médicos sin Fronteras registró en el país - durante 2015 - en hospitales que la organización sostiene, y que resultaron en la muerte de 23 integrantes del staff médico y en lesiones a otros 58.

Mientras tanto, en Yemen, las actividades de MSF sufrieron otros cuatro ataques en los meses que siguieron a la destrucción del hospital de Kunduz. El 10 de enero de 2016 el hospital Shiara en Razeh, también apoyado por MSF, fue alcanzado por un proyectil matando a seis e hiriendo a siete. Esta mortal letanía ha continuado desde entonces: hasta el mes de setiembre han sido bombardeadas desde el comienzo del año 21 de las estructuras médicas que sostiene MSF en Siria y Yemen.                                                                                                                                                                                  2. Privar a las personas de atención cuando más la necesitan

Mas allá de lo  estremecedor que puede ser cada uno de estos ataques, ellos son solo un pálido reflejo de la brutalidad de los conflictos contemporáneos. En Siria, el bombardeo de estructuras sanitarias parece ser un componente más de la estrategia de guerra que se persigue desde el comienzo del conflicto. Algunos han llamado a esta realidad una “guerra sobre civiles”. El Director del hospital Al Quds, bombardeado el 28 de abril de este año ha apuntado…”entiendo la importancia de pedir respeto a los hospitales […] pero es que pronto no habrá pacientes que busquen tratamiento allí”. En Yemen, donde no se respetan las reglas y protocolos que protegen en medio de las hostilidades a los servicios de salud,  las escuelas, los mercados, las  bodas o los lugares de culto son ahora parte- todos ellos- de objetivos legítimos.

Ya sea que las facilidades médicas son  alcanzados como un modo de privar  de infraestructuras claves a los territorios controlados por el enemigo o dentro de un contexto de operaciones contra terroristas, las consecuencias permanecen constantes: los pacientes o sus cuidadores mueren o son lesionados. Cada nuevo ataque vacía las filas de los proveedores médicos locales.

La destrucción interrumpe los cuidados de emergencia justo cuando la población más los necesita. También interrumpe los servicios de rutina: adónde irá el chico con neumonía? Y con los ataques aumenta el miedo: la población demora su ingreso o busca el alta temprana, y renuncia a la reapertura de un hospital antes que arriesgarse a un nuevo bombardeo.

Más allá de los resultados directos e indirectos sobre la salud, el bombardeo de hospitales es por su propia naturaleza la destrucción de los últimos espacios de humanidad en una guerra. La población se encuentra en situaciones imposibles donde se ven obligados a marcharse; el desprecio por sus vidas en los conflictos solo es igualado por el desprecio por sus vidas cuando huyen.                                                                                                 

 

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