Están en riesgo de una depresión posterior | 04 JUN 15

Los adolescentes víctimas de acoso

Ser acosado a los 13 años se vinculó con unas mayores probabilidades de tener una mala salud mental a los 18, informan unos investigadores de Reino Unido.

Los adolescentes jóvenes que son acosados parecen estar en un riesgo más elevado de depresión cuando llegan a la adultez, según una investigación reciente.

"Encontramos que los adolescentes que reportaron ser frecuentemente acosados tenían el doble de probabilidades de estar clínicamente deprimidos a los 18 años de edad", señaló Lucy Bowes, investigadora de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, que dirigió la investigación.

Bowes comentó que los investigadores hallaron una asociación, no una relación causal definitiva. "En nuestro tipo de estudio, nunca podemos estar seguros de que el acoso provoque la depresión", explicó. "Pero nuestras evidencias sugieren que es así".

Para explorar el posible vínculo, los investigadores usaron datos de casi 4,000 adolescentes del Estudio longitudinal de padres e hijos de Avon, un grupo basado en la comunidad surgido en Reino Unido. A los 13 años, todos completaron un cuestionario sobre el acoso. A los 18, se evaluó su depresión.

El estudio encontró que casi 700 adolescentes dijeron que los habían acosado "frecuentemente" (más de una vez por semana) a los 13 años. De éstos, casi el 15 por ciento estaban deprimidos a los 18 años. Una cantidad superior a 1,440 adolescentes más reportaron algo de acoso, de una a tres veces en un periodo de seis meses, a los 13 años. De éstos, el 7 por ciento estaban deprimidos a los 18. En comparación, apenas el 5.5 por ciento de los adolescentes no acosados estaban deprimidos a los 18.

Bowes también halló que los adolescentes frecuentemente acosados tendían a permanecer deprimidos más tiempo que los demás. En el 10 por ciento de los frecuentemente acosados que se deprimieron, la depresión duró más de dos años. En comparación, apenas el 4 por ciento del grupo que nunca había sido acosado tuvo una depresión duradera.

Entre las tácticas de acoso, los insultos fueron el tipo más común, y más de una tercera parte de los adolescentes los experimentaron. A alrededor de uno de cada cuatro les robaron sus posesiones. A alrededor del 10 por ciento les pegaron o les dieron una paliza. La mayoría nunca lo contó a un maestro, y hasta la mitad no le dijo nada a sus padres. Pero hasta tres cuartas partes sí se lo contaron a un adulto si el acoso era físico, según el estudio, que aparece en la edición en línea del 2 de junio de la revista BMJ.

Bowes anotó que otros estudios han hallado la misma asociación entre el acoso y la depresión. Si resulta que sí hay un factor causal, añadió, el acoso podría explicar el 30 por ciento de los casos de depresión que se contrae a principios de la adultez.

Además, el vínculo se mantuvo incluso cuando se tomaron en cuenta factores como los problemas mentales y conductuales, y los eventos vitales estresantes, apuntó Bowes.

La investigación no observó el motivo por el cual el acoso podría aumentar el riesgo de depresión, ni por qué algunos adolescentes parecen más vulnerables.

Los hallazgos del estudio parecen verdad en la práctica, afirmó Gilda Moreno, psicóloga clínica del Hospital Pediátrico Nicklaus y del Hospital Bautista de Miami, que reseñó los hallazgos.

Los niños acosados podrían con el tiempo desarrollar una "desesperanza aprendida", advirtió. "Se trata de no tener las habilidades para hacer frente al acoso. Eso es lo que podría conducir a la depresión".

Debido a que los niños acosados con frecuencia no se lo cuentan a sus padres o maestros, Bowes dijo que los padres deben conocer las señales potenciales. Si un niño se muestra renuente a ir a la escuela, los padres deben hablar sobre el motivo y preguntar sobre sus relaciones con los amigos, sugirió.

Bowes señaló que los padres también deben creer a sus hijos si se quejan sobre el acoso, y darle seguimiento al tema con los administradores escolares.

Es más probable que los niños solitarios sean víctimas de acoso, añadió Moreno. Los padres pueden animar a sus hijos a crear amistades, apuntó, para fomentar una especie de grupo de respaldo de base.

 

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