Niños febriles < 90 días de vida | 07 JUL 14

Marcadores de infecciones bacterianas en lactantes

El diagnóstico en este grupo de edad es un desafío debido a su alta prevalencia y a la ausencia de signos y síntomas específicos para diferenciar una infección bacteriana severa de una infección viral simple.
Autor/a: Dres. Adi Nosrati, Amir Ben Tov and Shimon Reif Pediatrics International (2014) 56, 47–52
INDICE:  1.  | 2. Página 2

El manejo de los lactantes febriles < 90 días de vida generó mucha controversia y debate durante las últimas décadas. Mientras que la mayoría de estos niños no tendrán más que una infección viral leve, existe una minoría importante en la que se diagnostica una infección bacteriana severa (IBS) con una prevalencia del 10 al 14%. El diagnóstico en este grupo de edad es un desafío debido a la alta prevalencia de IBS y a la ausencia de signos y síntomas específicos para diferenciar una IBS de una infección viral simple.

El enfoque más comúnmente aceptado en todo el mundo es identificar qué lactantes corren un alto riesgo de IBS y necesitan ser hospitalizados para tratamiento antibiótico empírico y cuáles están en bajo riesgo de IBS y puede ser atendidos ambulatoriamente con o sin antibióticos.

Se reportó en tres grandes estudios la eficacia y seguridad del tratamiento ambulatorio de los lactantes febriles que son considerados de bajo riesgo para IBS. El enfoque aceptado más ampliamente es la utilización de una combinación de hallazgos de la historia clínica, físicos, y de laboratorio conocidos como criterios de Rochester, que evalúan los datos clínicos y de laboratorio para identificar grupos de bajo y de alto riesgo. Estos criterios incluyen: la falta de foco evidente en el examen físico; recuento de glóbulos blancos (RGB) entre 5000 y 15000/L; formas de banda <1500/L; y análisis de orina normal.

Es muy atractiva la idea de un marcador diagnóstico simple, fácilmente disponible, barato que produzca resultados dentro de 1h e identifique infecciones bacterianas en lactantes febriles. El RGB es familiar para los médicos de emergencia por ser simple, fácilmente disponible, de resultados rápidos, y de bajo costo. Su uso fue durante mucho tiempo la piedra angular de muchos protocolos para distinguir entre lactantes febriles de bajo y alto riesgo.

Sin embargo,  estudios recientes informaron que la contribución del RGB a la detección de IBS fue de menor importancia, y muchos informes apoyan a la proteína C reactiva (PCR) como superior a muchos otros valores de laboratorio, incluyendo el RGB. El objetivo del presente estudio fue evaluar las características clínicas y de laboratorio de los lactantes febriles <90 días y determinar el poder de estas características en el diagnóstico de IBS.


Métodos

Este estudio se realizó en el Hospital de Niños Dana-Dwek, en Tel Aviv, un centro médico de tercer nivel asociado a una universidad, después de ser aprobado por la junta de revisión institucional local. El diseño del estudio fue un análisis de cohorte retrospectivo de los datos recuperados de registros hospitalarios de todos los lactantes febriles <3 meses que cumplieron los criterios de inclusión y que fueron hospitalizados en el Departamento de Pediatría del 1 de enero de 2006 al 31 diciembre de 2008.

Los pacientes fueron considerados febriles si su temperatura rectal era ≥38°C. Los criterios de exclusión fueron prematuridad (<35 semanas de gestación); enfermedad crónica (insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar o insuficiencia renal); inmunodeficiencia congénita o adquirida; uso de antibióticos en curso; y/o registros incompletos.

Los datos recuperados incluyeron información demográfica, historia clínica, examen físico, resultados de laboratorio y diagnóstico final. Los datos demográficos seleccionados fueron edad al ingreso; género; país de nacimiento; origen étnico; número de hermanos; peso al nacer; mes de la admisión; y estado de inmunización. La edad se calculó electrónicamente desde la fecha de nacimiento a la fecha de presentación.

Todos los niños fueron sometidos a un examen físico completo para localizar el foco de la fiebre (aspecto, fontanela, corazón, pulmones, faringe, oídos, piel y examen neurológico). La apariencia de enfermedad se definió como un cuadro clínico al ingreso consistente con sepsis, incluyendo signos tales como letargo, mala perfusión, hipoventilación o hiperventilación marcada, cianosis, convulsiones o apnea.

Los análisis de laboratorio incluyeron hemograma completo (HMG), PCR, cultivo y química de la sangre, análisis de orina  y urocultivo, y análisis de líquido cefalorraquídeo y cultivo. La radiografía de tórax se realizó si había síntomas respiratorios y la punción lumbar se realizó de acuerdo a la política de la sala, basada en los criterios de Rochester (realización de punción lumbar en todos los niños menores de 28 días y en los niños de más edad que se encontraban en alto riesgo de acuerdo a estos criterios). Los urocultivos se obtuvieron por punción suprapúbica o por recolección al acecho.

El diagnóstico de IBS, como infección del tracto urinario (ITU), meningitis, bacteriemia y enteritis bacteriana, se basó en el crecimiento de un patógeno conocido en el cultivo. Los aislamientos de los hemocultivos fueron considerados patógenos si el organismo era reconocido como causante de enfermedad en niños sanos.

Los organismos que se consideraron contaminantes fueron estafilococos coagulasa-negativos, Bacillus spp., difteroides aeróbicos y anaeróbicos y Streptococcus del grupo viridans. El diagnóstico de neumonía se basó en la presencia de signos y síntomas clínicos típicos y hallazgos en la radiografía de tórax, según la definición de la Estandarización de la Interpretación de las Radiografías de Tórax de la Organización Mundial de la Salud para el diagnóstico de neumonía adquirida en la comunidad en niños.

 

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