Menor variabilidad de la frecuencia cardíaca | 09 MAY 14

Actividad física benfecia al corazón de adultos mayores

"La actividad física suave, como la distancia y la velocidad al caminar, es importante para el funcionamiento eléctrico del corazón de los adultos mayores".

Por Sheeren Jegtvig

En un nuevo estudio, los participantes de 60 y 70 años que hacían actividad física, como caminar, con regularidad tenían los corazones más saludables del grupo.

Los mayores que hacían actividad física tenían una mejor variabilidad de la frecuencia cardíaca que los participantes sedentarios. Esa diferencia de intervalo entre latidos depende de la salud del corazón y el sistema nervioso.

"La actividad física suave, como la distancia y la velocidad al caminar, es importante para el funcionamiento eléctrico del corazón de los adultos mayores", explicó por correo electrónico la autora principal, Luisa Soares-Miranda, investigadora de la Facultad de Salud Pública de Harvard, Boston, y docente de deportes de la Universidad de Porto, Portugal.

Los efectos se vieron en el tiempo, según agregó.

"En nuestro estudio, los adultos mayores que mejoraron la velocidad o la distancia al caminar tenían una mejor variabilidad de la frecuencia cardíaca que los que perdieron velocidad o daban menos pasos", dijo.

Con su equipo publica en Circulation que estudios previos habían hallado una relación entre el ejercicio, la variabilidad de la frecuencia cardíaca y una reducción del riesgo cardiovascular en personas de mediana edad, pero que se desconoce si eso también ocurre en los adultos mayores.

El equipo de Soares-Miranda analizó información de 1.000 participantes del Estudio sobre Salud Cardiovascular que comenzó en Estados Unidos en 1989; los hombres y las mujeres tenían 65 años o más al inicio del estudio. El seguimiento duró cinco años.

A los participantes les habían evaluado el estado de salud, los antecedentes clínicos y los factores de riesgo cardiovascular. Informaron cuánta actividad física realizaban (deportes y actividades cotidianas, como jardinería, tareas domésticas y caminar).

También se les evaluó la variabilidad de la frecuencia cardíaca al inicio y al final de los cinco años de estudio.

Los autores organizaron a los participantes en cinco grupos por el nivel de actividad física (del más alto al más bajo) y observaron que los que más actividad física hacían tenían la mejor variabilidad de los latidos. Eso se observó especialmente en los que aceleraron el andar y aumentaron la distancia al caminar en los cinco años.

Esto no prueba que el ejercicio haya modificado la variabilidad de la frecuencia cardíaca, pero luego de controlar distintos factores (peso, salud, fármacos para el corazón o diabetes), el equipo detectó que las personas con los corazones más saludables eran las más propensas a hacer actividad física.

Los autores estimaron que los participantes más activos tenían un 11 por ciento menos riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular que los más sedentarios.

"Nuestros resultados sugieren no sólo que la actividad física sostenida en la tercera edad es beneficiosa, sino también que ciertos cambios positivos comienzan a desvanecerse cuando disminuye la actividad física", finalizó Soares-Miranda.

FUENTE: Circulation

 

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