Ojo seco | 19 MAY 14

Consumo oral de omega 3 a corto plazo y síndrome de ojo seco

Evaluación del efecto de ácidos grasos omega 3 sobre el tiempo de ruptura lagrimal (BUT), prueba de Schirmer e índice de patología de superficie ocular (OSDI) mediante ensayo clínico doble ciego.
Autor/a: Dres. Haleh Kangari, OD, Mohammad Hossein Eftekhari, Sara Sardari, Hassan Hashemi, Jamshid Salamzadeh, Mohammad Ghassemi-Broumand, Mehdi Khabazkhoob. Ophthalmology 2013;-:1-6.

El síndrome de ojo seco es una patología multifactorial de la superficie ocular. Las principales causas son la evaporación rápida de la película lacrimal, producción deficiente de lágrimas e inflamación de la superficie ocular. Esta afección puede causar síntomas oculares como sensación de cuerpo extraño, enrojecimiento y molestias, como así también presentar signos de daño de la superficie en la córnea y la conjuntiva, lo que produce un mal desempeño visual.

Esta es una de las patologías más comunes en el mundo y los estudios epidemiológicos muestran distintos porcentajes de prevalencia, oscilando entre 14,6% y 57,5%.

Los síntomas del síndrome de ojo seco pueden afectar seriamente la calidad de vida del paciente. Aunque existen tratamientos como lágrimas artificiales, colirios antiinflamatorios, tratamiento con suero autólogo y tapones de punto lagrimal que suelen aliviar los síntomas, estos tienen efectos secundarios. Los corticosteroides tópicos pueden tener efectos colaterales. El suero autólogo se extrae de la sangre con riesgo de anemia e infección. Los tapones de punto lagrimal tienen el riesgo de infección por obstrucción del canal. Debido a todo esto se siguen buscando nuevos tipos de tratamiento para el síndrome de ojo seco. Loa ácidos grasos esenciales mejoran esta patología. Omega 6 y 3 son los ácidos grasos esenciales que no pueden ser sintetizados por el cuerpo y deben obtenerse por la dieta. Muchos nutricionistas están alentando la incorporación de omega 3 en la dieta. Los ácidos omega 3 incluyen ácido alfalinolenico (ALA),  eicosapentaenoico (EPA y docosahexaenoico (DHA), estos últimos derivados del aceite de pescado, con una mayor actividad inmunomoduladora que el alfalinolenico de origen vegetal. Pareciera que los ácidos grasos omega 3 ayudan a restaurar la capa lípida del film lagrimal eliminando la meibomianitis y aumentando la secreción de lágrimas.

En la última década, varios estudios demostraron que al aumentar el consumo de ácidos grasos esenciales en la dieta, mejoran los síntomas de ojo seco.

Dado que el consumo de ácidos omega 6 es alto en la dieta de países industrializados y se cree que producen precursores proinflamatorios, decidimos centrar el presente estudio en ácidos grasos omega 3, con más precursores antiinflamatorios. Asimismo, se determinó que la duración del estudio sería un mes, ya que se supone es lo que tardan los suplementos orales de ácidos grasos en mostrar sus efectos sobre el síndrome de ojo seco.

Pacientes y métodos:

Participaron 64 pacientes con síntomas de ojo seco entre 45 y 90 años, divididos en dos grupos: 33 pacientes en el grupo de tratamiento y 31 en el grupo de placebo. Los pacientes en tratamiento tomaron 2 cápsulas de omega 3 (cada una contiene 180 mg de ácido eicosapentaenoico y 120 mg de docosahexaenoico (DHA)) durante 30 días y el grupo placebo recibió dos cápsulas de aceite triglicérido de cadena media por día, durante un mes. Se midió el incremento desde línea de base del BUT a los 30 días, disminución de OSDI y aumento en el resultado de la prueba de Schirmer.

Los resultados del presente estudio demostraron que el consumo oral de cápsulas de omega 3 mejora los signos y síntomas del síndrome de ojo seco. La mejora del BUT fue 71% en el grupo de tratamiento, contra 3,3% en el grupo placebo. La mejora puede ser consecuencia de la acción antiinflamatoria de los ácidos omega 3 sobre las glándulas de meibomio. Los factores antiinflamatorio producidos por los ácidos omega 3 eliminan la meibomianitis, permitiendo la formación de una capa lípida más delgada y uniforme, que a su vez retarda la evaporación de la película lagrimal, ayudando a restaurar dicha película.

Creuzot et al, no habían observado un cambio en el BUT, en su estudio, tal vez porque utilizaron una combinación de ácidos omega 3 y omega 6 en el grupo de tratamiento. Al ser elevada la ingesta de omega 6, la producción de ácido araquidónico y otras citoquinas proinflamatorias es más elevada y la reducción de la inflamación en general es menor. El estudio de Wojtowicz et al no midió el efecto de omega 3 sobre el BUT sino la evaporación de la película lagrimal mediante evaporímetro y analizó los lípidos meibomianos mediante cromatografía líquida de alta resolución. Los resultados no mostraron diferencias en la composición de los lípidos en las muestras de ambos grupos. Debido a la complejidad de los lípidos de meibomio, los investigadores solo se concentraron en los más importantes. Los cambios en otros lípidos podrían haber mostrado un BUT más alto en el presente estudio.

Con respecto a los síntomas de ojo seco, al mes del tratamiento el índice de patología de la superficie ocular (OSDI) disminuyó 9 unidades con respecto a la línea de base. El porcentaje de mejora en el grupo de tratamiento fue 26%, algo menor que en estudios anteriores, probablemente porque las dosis y periodo de tratamiento de dichos estudios fueron mayores. Aunque se esperaba ver cierta mejoría por el efecto placebo en dicho grupo, los síntomas empeoraron en estos pacientes.

También se observó un incremento significativo en el resultado de la prueba de Schirmer, aunque fue menor al del BUT. En el grupo de tratamiento el incremento fue aproximadamente 23%, mientras que en el grupo placebo solo 5,1%. Por lo tanto, la inflamación y apoptosis de la glándula lagrimal se redujo y aumentó la producción de lágrimas.

Para concluir, aunque el presente estudio es uno de los pocos que muestran un efecto positivo del consumo de omega 3 sobre signos y síntomas de ojo seco, en virtud de las diversas causas de la patología en todo el mundo y el efecto de diferencias genéticas, raciales y dietéticas, se sugiere la realización de un  ensayo clínico multicéntrico con mayor cantidad de casos para estudiar la eficacia a largo plazo y la seguridad del suplemento para el tratamiento de ojo seco.

Conclusiones:
El presente estudio demostró que el consumo oral de ácidos grasos omega 3 (180mg EPA y 120 mg DHA, dos veces al día durante 30 días) estuvo asociado con una disminución de la evaporación de lágrimas, mejoría en los síntomas de ojo seco y aumento de la secreción de lágrimas.

♦ Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.

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