Un conejillo de india para la medicina y nutrición | 17 FEB 14

El día en que comí tantos aditivos como pude

¿Por qué alguien haría algo tan irresponsable como intentar sobrecargarse con edulcorantes, aderezos, emulsionantes y preservativos, cuando los aditivos son sinónimo del mal culinario?
BBC

Stefan Gates BBC

En Europa, a estos aditivos se les otorga un número E; en Estados Unidos y otras partes, el nombre completo aparece cada vez más en las etiquetas.

Aún así, ¿cuántos consumidores creerían que tales aditivos pueden de hecho ser buenos para nosotros?

El auge de los alimentos orgánicos y naturales de los últimos años es muestra de nuestra confianza en la naturaleza más que en la ciencia.

Una encuesta de la revista de consumidores británica Which? arrojó que los términos como "natural", "fresco", "puro" y "real", que aparecen en la parte de adelante de las etiquetas, están confundiendo a los consumidores debido a que muchos no están regulados.

Contrariamente, son los aditivos metidos en la letra pequeña de la lista de ingredientes del producto -que está en la parte de atrás- los que están fuertemente regulados. Y al fijarse en la evidencia clínica, en vez de la anecdótica -y al consultar nutricionistas clínicos- parecería que estos son los que son buenos -algunos muy buenos- para nosotros.

Debido a que esto puede ir en contra de la percepción popular, decidí ser un conejillo de india para la medicina y nutrición.

¡A la carga! Brócoli

El E621 ha sido demonizado, pero los más sensibles también deberían reaccionar ante el glutamato del brócoli...

Muchas de las comidas caras están hechas con preservativos, incluyendo los mejores vinos (dióxido de azufre: E220) y los mejores jamones (nitrato de potasio E252).

Así que me abastecí de gaseosas, comidas preparadas, dulces, pizzas congeladas, papas fritas, anillos de cebolla, perros calientes, sopas empacadas y noodles instantáneos.

También me aseguré de tener una buena cantidad de salami y jamón, en parte porque tiene los preservativos E250 y E252, y en parte porque si me iba a envenenar, prefería hacerlo con algo que me gustara.

Los dulces contienen un arcoíris de colores artificiales, las pizzas una mescolanza de emulsionantes, estabilizadores y preservativos, mientras que las papas fritas alardean de todo tipo de potenciadores de sabores.

¿Y la sopa instantánea? Una mezcla de prácticamente cada aditivo que pueda haber bajo el sol.

Pero, ¿son malos para la salud?

Lo raro

Palabras como "preservativos", "emulsionantes" y "estabilizador" suenan raros y aterradores enalgo que uno se mete en la boca.

Pero lo cierto es que el jugo de limón contiene ácido cítrico, un preservativo antioxidante natural también conocido como E330; el emulsionante lecitina (E322) está en la yema de huevo; y estabilizadores como E460, o celulosa, vienen directo de las plantas.

Y, ¿qué hay de los conservantes nitratos y nitritos presentes en la tocineta, el jamón y salchichas, que según el Fondo Mundial de Investigación del Cáncer están vinculados al cáncer intestinal?

Si se eliminan, aumentaría el riesgo de botulismo, un patógeno virulento que está prácticamente erradicado, en parte debido a un aditivo natural utilizado por siglos: el salitre.

Gelatina para empezar el día

Así que empecé con mi autoenvenenamiento de aditivos.

...o del queso parmesano o cheddar.

Mis hijos, generosamente, me hicieron una gelatina muy colorida para el desayuno, después me sirvieron un buen plato de cereales, que contenían vitaminas como E101 (B12) y E170 (carbonato de calcio), un suplemento nutricional de calcio.

Me pasé estas comidas con una bebida de yogurt con E410 -goma de algarroba, añadido para la fibra dietética- y como tentempié me armé con todo tipo de chucherías, como papitas fritas y tostaditas de maíz.

A las diez de la mañana ya había comido suficiente como para todo el día y me sentía bilioso y avergonzado, pero decidido. Al almuerzo engullí varias pizzas congeladas, para después concentrar peligrosamente mi atención al pote de noodles del que chorreaba crema pasteurizada. Terminé con unas barras de chocolate.

En la tarde me limité a mezclar alimentos en una batidora para poderlos pasar. Me tragué pollo con aros de cebolla. El postre fue torta de queso, merengada de chocolate y patatas fritas, una combinación sorprendentemente gustosa.

Al final...

 

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