En personas mayores | 20 ENE 14

El ejercicio físico retrasa el proceso de envejecimiento

Científicos españoles han comprobado, por primera vez en humanos, el efecto beneficioso del deporte en los niveles de la coenzima Q10, una molécula asociada al proceso de envejecimiento y a la prevención de las complicaciones cardiovasculares o crónicas que lo acompañan.

Investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (centro mixto CSIC-Junta de Andalucía, Universidad Pablo de Olavide) en Sevilla han demostrado los beneficios del ejercicio físico como ‘terapia’ anti envejecimiento en personas mayores.

En concreto, el equipo se ha centrado en determinar la relación entre la actividad física y ciertos parámetros sanguíneos relacionados con la capacidad antioxidante durante este proceso. Estos indicadores en sangre, como la coenzima Q10 (CoQ10), son las fábricas de energía del organismo humano y los principales responsables a la hora de prevenir la oxidación de las moléculas biológicas (estrés oxidativo celular) y, con ello, el paso del tiempo.

“Es la primera vez que se muestra en humanos el efecto beneficioso del ejercicio físico en los niveles de coenzima Q10"

El equipo de expertos ha expuesto en un artículo publicado este mes en la revista Biogerontology cómo, en poblaciones mayores, el deporte de moderada intensidad puede retardar el proceso de envejecimiento, disminuyendo hasta un 15% el estrés oxidativo de las células.

“Es la primera vez que se muestra en humanos el efecto beneficioso del ejercicio físico en los niveles de coenzima Q10, utilizándose como terapia frente al descenso de la actividad antioxidante asociada con el envejecimiento y en la prevención de las complicaciones cardiovasculares o crónicas que lo acompañan”, explica Jesús del Pozo-Cruz.

El estudio, que incluyó a 70 participantes de forma voluntaria, se inició con el objetivo de establecer dos grupos diferentes en base a sus características. “Los voluntarios fueron agrupados en dos intervalos de edad (jóvenes entre 20 y 30 años y mayores entre 60 y 70) y caracterizados en cuanto a sus hábitos de vida (nutrición, dinamismo social y actividad física), morfología y capacidades funcionales mediante la cumplimentación de cuestionarios y realización de test específicos”, apunta del Pozo-Cruz.

“Finalizada esta sesión inicial, procedimos a la extracción sanguínea y a su posterior evaluación en el laboratorio, estableciendo los resultados y las conclusiones”, añade el experto.

 

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