¿Hay una reputación online?

Según cómo nos movemos en el mundo virtual y para qué usamos las redes sociales se va construyendo una suerte de álter ego digital. ¿Qué buscamos mostrar cuando nos comunicamos en la Web?

Autor/a: Por Martina Rua | Para LA NACION

Fuente: www. lanacion.com

Dicen que nadie es tan lindo como en su foto de Facebook ni tan sagaz como en sus comentarios de Twitter ni está tan calificado como dice su cuenta de Linkedin. Bueno, por lo menos casi nadie. Lo cierto es que los argentinos nos hemos apropiado de estos lugares a tal punto que ocupamos los primeros lugares de las principales redes sociales a nivel mundial. Según cifras de The Global Index, la Argentina está sexta entre los países que usan de manera más activa Twitter, y el país cuenta con unos 20 millones de usuarios en Facebook, lo que representa cerca del 50% de la población local. Pero, ¿para qué las usamos? Para debatir, para expresar opiniones, para comentar un programa de tele o un partido, para mostrar cómo somos o, quizá, cómo nos gustaría ser. "Nos construimos en función de la mirada de los otros en las redes sociales, ha cambiado nuestra subjetividad. En los 60, el eje estaba en el interior, en ser fiel a una esencia y no variarla a lo largo de la vida. Hoy, el eje se ha desplazado hacia el exterior. Los diarios íntimos o las cartas eran un diálogo con uno mismo o con una persona concreta. Hoy las redes sociales consisten en la exhibición pública del yo", describe la antropóloga Paula Sibilia, autora de La intimidad como espectáculo.

En su libro, Sibilia habla de extimidad , un concepto que toma de Jacques Lacan y resignifica para hablar de una nueva intimidad: "La gente cuelga en YouTube sus ecografías, videos de porno casero, los primeros pasos de los hijos, una propuesta de matrimonio. Lo introspectivo está debilitado. Cada vez nos definimos más a través de lo que podemos mostrar y que los otros ven. La intimidad es tan importante para definir lo que somos, que hay que mostrarla. Eso confirma que existimos", reflexiona.
 
Pero no sólo nos mostramos, sino que a veces lo hacemos desde una exacerbación de ciertos atributos o hasta desde un personaje alejado de la persona offline. Para la psicóloga Adriana Martínez, coordinadora de la Fundación Buenos Aires, la virtualidad permite desplegar, en distintos ámbitos (social, laboral, sexual, profesional), ciertas fantasías que quedan por fuera de la circulación en la realidad compartida, es decir, la realidad concreta. "De este modo, es posible utilizar ese espacio de lo online para crear, acentuando, magnificando o bien tergiversando rasgos, personajes sobre lo que alguien anhela ser o tener. Es posible que alguien se exponga más de lo debido, tanto como otro puede resguardar aspectos o rasgos que prefiere ocultar", describe Martínez. Según la especialista, los riesgos son, al menos cuando de adultos se trata, en relación con uno mismo ya que la responsabilidad sobre los resultados de mantener estas conductas es indelegable. "Insatisfacción, necesidad creciente de llenar un vacío por no estar a gusto con la vida real que se lleva e impotencia son algunas de las consecuencias posibles de no ser coherentes entre un campo y el otro: el concreto y el virtual", dice. Sibilia considera que hay una parte positiva y otra negativa de esta nueva extimidad . "La positiva es que ya no necesitamos ser fieles a una identidad fija, estática, toda la vida, sin desviarnos un milímetro de ella, permitiendo ahora que nos reinventemos y ser más creativos. La negativa es que en los sujetos frágiles ese estar alterdirigidos, esa necesidad de construirse constantemente sobre la base de la mirada de los otros y no en la propia interioridad, excluye la posibilidad de refugiarse en uno mismo."
 

Tres reglas básicas
 

 Preservar la intimidad , no exponerla. Esto sólo provee una satisfacción fugaz y lo que ya circula en el ciberespacio luego no se puede deshacer fácilmente.
 

. Tratar de ser honesto con los otros. Si lo virtual es un campo para relacionarse (conseguir trabajo, pareja, amigos, intereses comunes, jugar), entonces bien vale la pena no desdoblarse en un personaje de forma extrema.
 

. Entender la dimensión lúdica que tiene lo online. Los personajes pueden ser creados, pero se trata, en gran parte, de un juego. Poder administrar esa distancia es indispensable.